Darse un baño es fundamental para llevar una vida saludable, sea en horas de la mañana o en la noche.
Sin embargo, algunos estudios advierten que el horario escogido para ducharse puede potenciar el estado de alerta matutino hasta favorecer un sueño más reparador.
Es decir, va mucho más allá de una simple preferencia personal. Tenga en cuenta que algunos aspectos como el clima, horarios de trabajo, el clima y hábitos de sueño tienen un papel relevante en esta decisión.
Por ejemplo, quienes se bañan en la mañana experimentan una más energía. Bañarse no solo limpia la piel de impurezas y el sudor acumulado durante la noche, sino que además agudiza los sentidos para comenzar el día con mayor lucidez.
De otro lado, ducharse en horas de la noche permite eliminar la contaminación y los productos cosméticos acumulados a lo largo del día, como protectores solares o cremas corporales.
Adicionalmente, les ayuda a relajarse y prepararse para un descanso más profundo.
Estudios de la Clínica Cleveland, ambos horarios presentan beneficios equiparables. Por eso, la elección dependerá de cada persona y su estilo de vida.
Lo importante es mantener una rutina de higiene constante, independientemente del momento del día en que se lleve a cabo.
Un estudio publicado en el Journal of Physiological Anthropology analizó cómo los cambios de temperatura corporal provocados por el baño afectan al sueño.
Los resultados sugieren que un incremento de 0,9°C en la temperatura sublingual podría favorecer el inicio y la calidad del descanso nocturno.
De igual forma, expertos en neurología destacan la importancia de disminuir la temperatura corporal para lograr un sueño reparador.
Bañarse con agua fría aumenta el estado de alerta, estimula la circulación sanguínea e incrementa los niveles de dopamina, mientras el agua caliente disminuye la presión arterial, facilita la conciliación del sueño y mejora la calidad del descanso nocturno.