Aunque tomar grandes cantidades de agua resulta saludable, el permanecer con ganas de beber demasiado puede ser el resultado de una enfermedad física o emocional.
La sed excesiva puede ser una reacción a la pérdida de líquidos durante el ejercicio o al consumo de alimentos salados.
Otras causas pueden incluir un sangrado suficiente para causar una disminución considerable del volumen de la sangre, diabetes, medicamentos como los anticolinérgicos, demeclociclina, diuréticos y fenotiazinas; pérdida de los líquidos corporales desde el torrente sanguíneo hasta los tejidos por las infecciones graves, quemaduras o insuficiencia cardíaca.
Para tener en cuenta
La sed es la señal del organismo para reponer la pérdida de agua, por eso es necesario beber líquidos para que desaparezca la sensación de sed.
Cuando la sed es causada por la diabetes, lo recomendable es seguir el tratamiento prescrito para controlar los niveles de azúcar en la sangre.
El médico seguramente le enviará exámenes para medir el nivel de glucemia, sodio sérico, análisis de orina, conteo sanguíneo completo de glóbulos blancos, calcio sérico, osmolalidad de orina, entre otros.
Ahora bien, según Medlineplus, las ganas constantes y fuertes de beber líquidos también pueden representar un problema psicológico, por lo que seguramente requerirá de una evaluación psicológica si su médico lo recomienda.