El hígado graso, conocido médicamente como esteatosis hepática, es una condición en la que se acumula grasa en el hígado, la cual si no se trata adecuadamente, puede progresar a enfermedades más graves como la esteatohepatitis no alcohólica, fibrosis y cirrosis hepática.

Ante ello, la alimentación juega un papel crucial en la gestión y tratamiento del hígado graso, por eso, es importante cuidarla y tomar conciencia sobre qué alimentos se consumen.

El National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases menciona que uno de los cambios necesarios en la dieta alimenticia es limitar la ingesta de grasas, que son altas en calorías, las cuales aumentan la probabilidad de que se desarrolle obesidad.

El hígado graso es la acumulación de grasa en este órgano. | Foto: Getty Images

También explica que es importante reemplazar las grasas saturadas y grasas trans de la dieta por grasas insaturadas, especialmente ácidos grasos omega-3, debido a que estas podrían reducir la probabilidad de una enfermedad cardíaca en las personas que tienen enfermedad del hígado graso no alcohólica.

Ahora, si bien es cierto, comer frutas, verduras y cereales integrales es beneficioso para la salud, y en el caso del hígado graso no es la excepción. El artículo de dicho instituto explica que ingerir este tipo de alimentos, que contengan un índice glucémico bajo, afectan menos la glucosa en la sangre que los alimentos con un índice glucémico alto, como el pan blanco, el arroz blanco y las papas.

Finalmente, se señala que evitar alimentos y bebidas que contengan grandes cantidades de azúcares simples, especialmente fructosa, es fundamental para no contribuir al hígado graso.

El consumo de gaseosas podría incide en el desarrollo de hígado graso. | Foto: Getty Images

“La fructosa se encuentra en los refrescos endulzados, bebidas deportivas, té endulzado y jugos. El azúcar de mesa, conocida como sacarosa, se convierte rápidamente en glucosa y fructosa durante la digestión y, por lo tanto, es una fuente importante de fructosa”, argumenta el National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases.

Adoptar hábitos alimenticios saludables no solo beneficia al hígado, sino que también contribuye al bienestar general y a la prevención de otras enfermedades crónicas.