La alimentación y la salud física, como también la mental, están muy vinculadas entre sí. Es por eso que a las personas se les recomienda llevar una vida ordenada, pues esto hace parte de la prevención, como es el caso de ciertos alimentos que pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedades degenerativas, según un estudio. Los alimentos polifenoles contienen beneficios que ayudarán a reducir el efecto de los radicales libres.
“Los polifenoles son micronutrientes de origen vegetal que controlan la respuesta del sistema inmunitario”, señalaron desde el sitio Mayo Clinic, una entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación. De igual manera, el doctor Stephen Kopecky, quien es especialista en cardiología preventiva de la entidad con sede en los Estados Unidos. agregó que “Hay que prestar especial atención a los efectos insalubres y patrocinadores de inflamación de los alimentos sumamente procesados, que son los causantes de más de la mitad de las calorías diariamente consumidas”.
La microbiota intestinal transforma los polifenoles en compuestos más biodisponibles y numerosas investigaciones demostraron su poder antioxidante, las cuál está vinculada con la protección frente a enfermedades crónico-degenerativas.
Un trabajo del Consejo Superior de Investigaciones científicas (CSIC) reveló que el mecanismo que convierte a la dieta en un neuromodulador para tratar patologías degenerativas. El trabajo, que se publica en la revista Cerebral Cortex y está siendo liderado por grupos del Instituto Cajal y el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Alimentación han hecho la advertencia justamente de que los polifenoles de la dieta podrían ejercer efectos beneficiosos modulando la actividad eléctrica de las neuronas de forma directa.
Es por eso que este efecto de neuroprotección abre la puerta a tratamientos para patologías neurodegenerativas como Alzheimer, párkinson o accidentes cerebro-vasculares. Un compuesto de la familia de los polifenoles en el ácido protocatéquico, el cuál se encuentra en la variedad de los alimentos, pero especialmente en frutas y verduras.
Los beneficios que estos tienen gracias a sus efectos son conocidos y se probaron en el laboratorio. Entre los beneficios que se destacan son los antioxidantes, anti-inflamatorios, antimorales, inmunoreguladores, además de neuroprotectores. Así lo explicó A Tu Salud, de La Razón en España. Incluso, se suponía que estos efectos estaban mediados por una acción en el sistema vascular, regulando el aporte de sangre y nutrientes o bien directamente sobre las células neurales y sus rutas metabólicas.
Este hallazgo apunta a que ambas vías son el reflejo directo de la actividad eléctrica de las neuronas, haciendo que la persona sea más o menos sensible tanto a estímulos naturales, como también a condiciones que resulten en daño o disfunción. Estas sustancias son liberadas desde otras células del cerebro o bien desde el propio torrente sanguíneo, procedentes, por ejemplo, de la dieta, menciona el estudio del mismo.
Alimentación y polifenoles
El investigador del IC-CSIC, Óscar Herreras señaló que “hasta ahora se desconocía si los polifenoles de la dieta podían ejercer efectos beneficiosos modulando la actividad eléctrica de las neuronas de forma directa”. Además de esto, él remarca que lo que se ha constatado en este estudio “es que el ácido protocatéquico disminuye la capacidad de respuesta eléctrica de las neuronas, es decir, se vuelven más silenciosas”.
De igual manera, el científico reconoce que en este estudio abre las posibilidades para tratar algunas enfermedades neurodegenerativas, ya que la disminución de actividad eléctrica y, por tanto, del consumo energético de las neuronas, disminuirá la producción de agentes pro-inflamatorios. Es por eso que a la hora de asociar los polifenoles con la alimentación, se pueden dar cuenta que muchos de ellos son consumidos por las personas a diario. ¿Cuáles son?
- Frutas como las uvas, frutillas, frambuesas, granada y arándanos
- Verduras como la remolacha y berenjena
- Hortalizas: tomate, cebolla, ajo y pimientos
- Legumbres: lentejas, judías, guisantes y soja
- El trigo y otros cereales integrales
- Frutos secos y semillas
- Té (en especial verde) y mate
- Chocolate y cacao
- Cerveza
- Vino tinto
- Aceite de oliva