El miedo es un sentimiento innato en todos los seres vivos. Es aquello que en el pasado mantenía a los humanos con vida, pero a medida que el mundo fue cambiando, el miedo también mutó, dejando de ser una simple alarma para la supervivencia y se convirtió en un sentimiento paralizante y, a veces, en un obstáculo para alcanzar la felicidad.
Marta Matarín -conferencista que el 18 de junio a las 3:30 p.m. dará en Exposer Coomeva la charla digital gratuita titulada ‘Del miedo al amor’- explica que el miedo aparece cuando “poseo algo y temo perderlo. Ahí emerge el sentimiento de inseguridad y así el miedo a perder que me aprecien, que me valoren, que me reconozcan; el miedo al fracaso, a la soledad, a la muerte, al rechazo”, entre otros. Pero si crece la confianza en uno mismo y la autoestima, Matarín dice que eso incrementa la seguridad para poder lidiar con las situaciones externas, con aquellas que se pueden prever y también con las inesperadas.
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¿Cómo afecta el miedo las relaciones?
Para intentar tener a alguien a nuestro lado y no perderlo, aceptamos cualquier cosa, pensando que, si no es así, tal persona no me aceptará o no me amará. Eso crea una relación tóxica y de dependencia y pone en juego mi propia libertad por el miedo a perder.
¿Cuál es el primer paso para alejar los miedos y abrazar el amor?
Es fundamental aceptar que no lo puedo controlar todo. El sentimiento de querer poseer o controlar me convierte en un ser vulnerable. Me puedo sentir aparentemente fuerte, pero internamente sabré que algo en mí que no está bien. Es primordial preguntarme cómo estoy y establecer un contacto conmigo misma. Adentrarme a mi espacio sagrado del interior, para mirarme y reconocer dónde estoy y cuáles son mis emociones, porque cuando reconozco cómo me siento, puedo descubrir qué es lo que quiero cambiar.
¿El miedo es algo malo?
El miedo no es malo. Es bueno temer al fuego, porque así presto atención a no quemarme y a veces podemos aprender del pasado, para no repetir cosas en el futuro. Pero, tener expectativas y querer controlar, solo nos llena de tensión y nos hacen sentir desdichados. Cuando dejo de inquietarme por lo que está más allá de mi control y me concentro en crear pensamientos optimistas y bondadosos, mi vida se encauza en direcciones más positivas. Al encarar la vida con espíritu liviano y optimista, tengo mayores herramientas internas para afrontar lo que la vida me depare.
Cuando un niño o niña se acerca a ti con miedo, le abrazas y le dices “todo está bien”. Ese abrazo es la mejor medicina. ¿Y si en lugar de querer controlar el miedo, me doy un abrazo y me digo “todo está bien”?
¿Hablar de lo que se siente puede alejar el miedo y acercar el amor?
El amor es la fuerza que da vida. Cuando recibes amor, pierdes el miedo y eres capaz de dar lo mejor de ti. Es hermoso amar, siempre y cuando ese amor no caiga en la dependencia emocional, ni el apego. Estoy amando de verdad si soy capaz de amar y permanecer desapegado. Hay que amar y ofrecer libertad, porque no poseo a las personas. Este es el equilibrio que aporta estabilidad. Con el tiempo hemos creado patrones, unos positivos y otros altamente negativos. Cuando fortalezco mi autoestima, aprendo a discernir cuales patrones que hemos vuelto “normales” -por las situaciones generalizadas-, no los son. Lo “natural” sería retornar a una forma auténtica de amar.
¿Cree que las relaciones se ven afectadas cuando hay más miedo que amor?
Con miedo creo el hábito de formar corazas y de este modo mi actitud es de defenderme. ¿Es posible tener esta actitud y al mismo tiempo amar? ¿Puedo amar y temer al mismo tiempo? El amor es esencial para el desarrollo de una sana autoestima, ya que una manifestación de tal amor es el amor hacia uno mismo, hacia mi propia esencia. Este amor se vuelve más natural y espontáneo a medida que desarrollo un mayor conocimiento de mí mismo.
¿La ansiedad es un reflejo del miedo?
Una persona con ansiedad es una persona con miedo y cuanto más miedo tengo, más ansiedad creo. Surge a menudo cuando me doy cuenta de que no puedo controlar mi entorno y siento que las cosas se me escapan de las manos. La ansiedad es la puerta para otras enfermedades físicas, mentales y emocionales.
En medio de la pandemia o la crisis social que vive Colombia, ¿cómo evitar tener miedo constantemente?
En estos tiempos es fundamental que nos sintamos familia. El odio y el rencor no llevan a ninguna parte. ¿Quiero ser parte del problema o de la solución? La oración y la meditación son una buena medicina para mantener la calma y la paz en aquellas situaciones que se escapan de nuestra comprensión.
¿El miedo se puede contagiar?
El miedo es altamente contagioso. Y la actitud habitual de evitar o evadir lo que me da miedo, en lugar de confrontarlo, impide el poder superarlo. Cuando algo da miedo esto puede bloquear o paralizar, en el mismo momento que se produce la situación que genera miedo, o más tarde. Y cuando estoy bloqueada física o mentalmente y no soy capaz de pensar, lo mejor es respirar profundamente y dejar el problema para después; de hecho, a menudo ocurre que cuando tu mente está tranquila y relajada, la intuición te hace ver la respuesta y saber qué hacer. Por otro lado, el miedo también se puede convertir en un motor, estímulo o impulso, algo que “voy a superar”.
¿Cree que la forma en que funciona la sociedad facilita sentir miedo?
Puedo culpar a la sociedad, al entorno, al gobierno, pero mientras siga buscando afuera la raíz de mis miedos no conseguiré erradicarlos. Las situaciones son las que son, pero yo decido cómo me quiero sentir ante ellas.
¿Por qué cree que a los humanos se les hace tan difícil amar?
Por inseguridad. Creamos demasiadas expectativas en otros, pensando que en ellos llenaremos las carencias personales. Pero al aceptar a los demás, los ayudamos a despojarse de sus máscaras y a sentirse a gusto con ellos mismos. La seguridad de sentirse aceptado, ofrece libertad para ser uno mismo.
Controlar el miedo
Cinco métodos para no cederle el control al miedo:
- Tomar conciencia de la respiración.
- Valorarse por lo que se es y no por lo que se hace. Hay la creencia falsa de que si no hago, no sirvo.
- Apreciar quién se es, lo que lo hace a uno único, diferente y especial.
- Practicar ser un observador desapegado, para crear distancia con lo externo.
- Con la práctica se empezarán a tomar mejores decisiones y a decir sí cuando se quiere decir sí y no cuando quieres decir no.