El romero es una hierba que ha conquistado a muchas personas gracias a sus grandes beneficios para la salud y la piel. Adicionalmente, también es un buen complemento a la hora de cocinar.

En el corazón de la planta de romero se encuentra un buen componente nutricional entre los que se encuentran el hierro, la vitamina B, C y taninos. Al mezclar estos componentes, se crea una combinación de moléculas que resultan ser muy buenas para la salud.

Agua de romero, una alternativa natural para el cuidado del cabello. | Foto: Eva Katalin Kondoros

Gracias a una investigación hecha por el Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL), se descubrieron nuevas perspectivas sobre el rol del romero en la salud humana. Desde su potencial antioxidante hasta posibles aplicaciones en la prevención de enfermedades, el romero se presenta como un aliado valioso respaldado por la ciencia.

Adicionalmente, se conoce que el romero mejora la circulación sanguínea y ayuda a mejorar momentos de estrés o ansiedad, ya que fortalece el sistema nervioso.

Asimismo, gracias a que contiene aceites esenciales que cuentan con propiedades analgésicas, puede aliviar algunos dolores puntuales en las articulaciones.

Para qué sirve el agua de romero para la piel

Lavar el rostro con agua de romero no solo refresca y limpia, sino que también despierta la piel, proporcionándole un toque de vitalidad, especialmente después de una noche de poco descanso.

Por su parte, los flavonoides que contiene el agua de romero lo convierten en un gran antioxidante que protege la piel de los radicales libres que oxidan el cuerpo y provocan la aparición de arrugas.

¿Cómo se prepara el agua de romero?

Los ingredientes que se necesitan son: medio litro de agua mineral, dos cucharadas de hojas y flores de romero seco.

Para su preparación hay que usar una olla y allí poner el agua mineral y dejar que hierva a fuego medio. Cuando el agua alcance el punto de ebullición, apagar el fuego y añadir dos cucharadas de las hojas y las flores de romero seco.

Posteriormente, dejar reposar por 10 minutos el agua con tapa, así no se pierden los aceites y principios activos de la planta durante este proceso en el que se evaporará.

Después de que pasen los 10 minutos, colar el líquido obtenido para retirar los restos de flores y ramas. Cuando esté ya tibia o fría, se aplica en la piel realizando suaves movimientos en forma circular.

Es necesario repetir este procedimiento al menos dos veces al día durante un mes para notar los resultados.

Aplicar agua de romero.

Las razones por las que es necesario tomar té de romero en ayunas todos los días

Es sabido que la ingesta de romero mejora algunos problemas digestivos, pues cuenta con excelentes propiedades tónicas y estimulantes, por lo que ayuda a mejorar problemas como las malas digestiones. Además, al favorecer una correcta digestión, el romero también evita otros síntomas como las flatulencias, la acidez estomacal, la hinchazón y el reflujo.

De igual forma, alivia los trastornos intestinales: el romero también se utiliza para los problemas intestinales, ya que cuenta con potentes propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas. Debido a estos beneficios, es un remedio adecuado para enfermedades como la colitis, estreñimiento, diarrea y colon irritable, entre otros.

Gracias a su composición en ácido ursólico, el romero cuenta con propiedades hepatoprotectoras y colagogas que lo convierten en un excelente remedio natural tanto para los tratamientos de depuración hepática como para mejorar algunas enfermedades relacionadas como el hígado graso, las piedras en la vesícula o la hepatitis.

Agua de romero. | Foto: Getty Images

Adicionalmente, cuenta con propiedades que ayudan a adelgazar a las personas.

También actúa como antibiótico natural, gracias a su riqueza en aceites esenciales y en terpenoides como el carnosol, se convierte en un potente antibiótico natural. Debido a dichas propiedades antimicrobianas, esta planta es adecuada como tratamiento complementario de enfermedades respiratorias, trastornos digestivos como la gastroenteritis, intoxicaciones alimentarias y enfermedades venéreas como la gonorrea.