El secreto de la felicidad es algo que todos alguna vez se han preguntado y ha sido objeto de estudio entre filósofos, poetas, escritores y científicos a lo largo de la historia. Ese concepto tan usado, pero a la vez complejo y subjetivo, no ha tenido una definición concreta, sin embargo, se ha descubierto que hay algunos elementos comunes que contribuyen al bienestar emocional que se puede cultivar de manera personal.
Uno de esos elementos que se pueden trabajar es la química del cerebro, la cual se ve afectada por las hormonas que se liberan cuando el ser humano tiene emociones positivas, como el amor, el placer o el propósito. Esas hormonas se llaman serotonina, dopamina, endorfinas y oxitocina, pero también se les da el nombre de las hormonas de la felicidad.
Para liberarlas, hay algunos hábitos que se pueden adoptar para favorecer a que esto ocurra.
Hay algunas prácticas más comunes para que se activen las hormonas de la felicidad, como identificar las emociones, practicar la gratitud, hacer ejercicio físico o cuidar las relaciones sociales, pero hay un hábito en concreto que se puede hacer varias veces al día, que no solo ayudará a que quienes lo hagan sean más felices, sino también se aumente la autoestima e incluso, puede salvar vidas.
Los abrazos son una de esas formas de expresar afecto, apoyo, consuelo y alegría hacia otras personas, pero además de ser una expresión bonita de cariño, los abrazos también generan beneficios para la salud física y mental. De hecho, la revista National Geographic recogió varios estudios científicos que demuestran que abrazar a alguien puede mejorar el estado de ánimo, reducir el estrés, fortalecer nuestro sistema inmunológico y hasta alargar la vida.
Además, los abrazos no son buenos solo para quienes los da, sino también para quienes los reciben de manera inesperada, porque al abrazar a alguien se le transmite cariño, comprensión y empatía. También sirve para mejorar la autoestima, la comunicación y la relación con las demás personas.
Otros factores a favor que tiene dar abrazos son que se puede favorecer la cooperación, la generosidad y la gratitud, unos valores esenciales para una convivencia armoniosa y una buena vida social, que son esenciales para nuestro bienestar.