El consumo y producción desmedido de la carne roja puede afectar la salud y a la del planeta. Estos datos son inquietantes y no se puede ser indiferente al respecto. Se estima que países europeos una persona puede llegar a consumir hasta 90 kilogramos de carne en un año. No es saludable comer tanta carne.
Es cierto que se debe garantizar el acceso justo y equitativo a las proteínas animales a aquellas personas que hasta el momento no lo han tenido y lo deseen, pero no se puede caer en el mismo error de elevar su consumo a niveles insanos, aunque en ocasiones pareciera que eso es lo que quiere la industria, que tras de tener unos precios muy altos que están afectando el bolsillo de los consumidores, no mides las consecuencias que esto puede traer en el futuro.
Consumir demasiada carne roja puede tener varios efectos negativos para la salud. Aquí hay algunas razones por las cuales se considera que el consumo excesivo de carne roja es perjudicial.
Enfermedades del corazón: La carne roja, especialmente la procesada, contiene altos niveles de grasas saturadas y colesterol, los cuales pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Estas grasas pueden elevar los niveles de colesterol en la sangre y contribuir al desarrollo de la aterosclerosis, una acumulación de placa en las arterias que puede obstruir el flujo sanguíneo y aumentar el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Cáncer: Existe una asociación entre el consumo excesivo de carne roja y un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer, como el cáncer colorrectal. La cocción de la carne roja a altas temperaturas (como a la parrilla o asada) puede producir compuestos químicos cancerígenos, como las aminas heterocíclicas (HCAs) y los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), que se han relacionado con el desarrollo de cáncer.
Enfermedades crónicas: El consumo excesivo de carne roja se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2 y la obesidad. Las carnes rojas suelen ser ricas en calorías y grasas, y su consumo excesivo puede contribuir al aumento de peso y al desarrollo de resistencia a la insulina, lo que puede conducir a la diabetes tipo 2.
Problemas digestivos: El alto consumo de carne roja puede aumentar el riesgo de desarrollar problemas digestivos, como la enfermedad diverticular y el estreñimiento. La falta de fibra en la carne roja puede contribuir a la aparición de estas condiciones y dificultar el proceso de digestión.
Impacto ambiental: La producción de carne roja a gran escala tiene un impacto significativo en el medio ambiente. Requiere grandes cantidades de recursos naturales, como agua y tierra, y contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero. El aumento de la demanda de carne roja conlleva la necesidad de criar y alimentar más ganado, lo que agrava los problemas ambientales y la deforestación.
Otros puntos a tener en cuenta
La carne cruda o mal cocida puede contener diversos microorganismos patógenos, como bacterias (E. coli, Salmonella) y parásitos (Toxoplasma gondii). Estos pueden provocar enfermedades transmitidas por los alimentos, como intoxicaciones alimentarias y otras infecciones gastrointestinales.
Además, al cocinar la carne a altas temperaturas, ya sea a la parrilla, asada o frita, pueden formarse compuestos químicos potencialmente cancerígenos, como las aminas heterocíclicas (HCAs) y los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP). Estos compuestos se han relacionado con un mayor riesgo de cáncer en estudios con animales y algunos estudios epidemiológicos en humanos.
Por último, la dieta rica en carne roja puede afectar negativamente la composición de la microbiota intestinal. Un consumo excesivo de carne roja se ha asociado con cambios en la diversidad y la función de las bacterias intestinales, lo que puede tener implicaciones para la salud digestiva y el sistema inmunológico.