Las microtraiciones son un conjunto de comportamientos que están entre la delgada línea de la fidelidad y la infidelidad. Son aquellas fantasías en los que uno de los miembros de la pareja incurre a nivel mental, como fantasear con un exnovio o exnovia, o que pasan al plano virtual, vía whatsapp o redes sociales, como enviar emojis o mensajes sugestivos de sexting.
“Para algunos autores es casi imposible definir de manera inequívoca la microtraición porque eso va a depender del tipo de relación que las parejas integren”, asegura Jesús Reyes, especialista en sexología clínica, terapia sexual y de pareja.
Y aunque parezca inocente por no pasar al plano real, la microtraición puede resultar dañina para una relación porque usualmente se asocia con el secretismo, que es la primera señal de alarma de la microtraición, de las rupturas y las disfunciones conyugales, según Reyes.
“Se asocia a conversaciones secretas con un ex o con algún contacto en redes sociales, a ocultarle el teléfono a la pareja por llegar a tener algún mensaje con un contenido erótico, y eso puede llegar a crear malestar en la pareja, así como duda, inseguridades, hasta desencadenar en una disfunción de pareja y originar separación o divorcio”, advierte el terapista.
No se puede subestimar una microtraición, porque esta puede llegar a ser una clara señal de que las cosas no están bien. “Si bien puede quedarse en fantasía, también puede convertirse en realidad, porque fantasía y realidad están unidas por un delgado hilo”, continúa el sexólogo.
Cuando alguno de los miembros de una pareja se entera de una microtraición por parte del otro, lo aconsejable es ser lo más objetivo y racional posible, en lugar de ser subjetivo y emocional y no es adecuado empezar a lanzar acusaciones de hechos que no sean reales.
“La idea es poder llegar a crear un ámbito del diálogo, para establecer por qué mi pareja lo está haciendo, llegar a un consenso y no aumentar el problema que puede afectar directamente a la relación”.
Por microtraición se entiende un mensaje de texto con alusiones románticas o sexuales que también son denominadas sexting con colegas, amigos del pasado, exparejas, pero también pueden ser miradas entre conocidos o charlas íntimas en personas que no sean la pareja.
Cuando alguien comete una microtraición no lo hace con una sola persona, a veces se vuelve constante y se puede repetir con otras
Efectos de un flirteo
Una microtraición puede llegar a desgastar el vínculo de la pareja. Si bien podría tratarse de un proceder inocente y no llevaría necesariamente a una verdadera infidelidad, las microtraiciones pueden desencadenar un efecto desgastante y a producir disfunción o dolor en la pareja. Ya que estos comportamientos podrían resultar dañinos cuando se ocultan o producen dolor.
“Cuando se dan esa serie de flirteos con otro que no es la pareja, no se conocen a ciencia cierta los límites y ese es el gran peligro. Es como tener un volcán inactivo que en cualquier momento puede llegar a hacer erupción”, dice Reyes.
Por eso, lo aconsejable es cuando se descubra una microtraición, hablar con la pareja y fortalecer el vínculo emocional, relacional y de la comunicación, intentando cumplir las promesas de confiar siempre el uno en el otro. Y tener la plena seguridad que este tipo de situaciones puedan llegar a quedar solo a nivel de fantasía y no de realidad.
Este terapista de pareja recibe muchas consultas de disfunción conyugal por cuenta de las microtraiciones. Asegura que “muchas pueden desencadenar disfunciones sexuales, como deseo sexual hipoactivo, a las mujeres o a los hombres se les puede bajar el deseo sexual cuando descubren a su pareja en una microtraición, se presenta anorgasmia, disfunción eréctil y esto puede conllevar a separaciones y divorcios”.
En la microtraición incurren tanto hombres como mujeres, lo que ocurre, de acuerdo con Reyes, es que “las mujeres tienden a ser más sutiles en el tipo de mensajes que envían y a proteger más la información que no quieren que su pareja vea, mientras que los hombres tienen más tendencia a ser más descuidados y fácilmente quedan al descubierto”.
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La pandemia y el confinamiento han aumentado la probabilidad de las microtraiciones, porque ha hecho que la gente tenga más tiempo en casa ha aumentado el número de horas por día en pantallas y esto ocasiona que se incremente el cruce de mensajes y situaciones que puedan asociarse a las microtraiciones.
Por su parte, para la psicóloga y sexóloga Paula Dávila, “las microtraiciones pueden estar ligadas a la comunicación, el encuentro o al conocimiento que se da a través de redes sociales, pero también pueden darse de manera presencial. Se denominan micro porque no llegan a consolidarse en encuentros sexuales, pero tienen todo el componente previo de la coquetería y las insinuaciones. Y por supuesto, hay una intención que marca la diferencia. No es el solo hecho de coquetear, sino que me comunico o contacto a la tercera persona con la intención de coquetear”.
En general, dice Dávila, “la mayoría de las parejas tienen acuerdos de exclusividad y cuando se incurre en microtraición se está faltando al compromiso, pero además se da una situación que puede generar un daño grave en la seguridad del otro, en su autoestima y hace que se socave la confianza de la pareja y se pierda la credibilidad. El imaginar o suponer puede hacer más daño que lo que realmente está ocurriendo”.
Cada parámetro de cada persona marca la diferencia de la microtraición, agrega la psicóloga.
“Hay gente para la que solo pensar en otra persona significa una traición, esto hace que se desanime, se sienta insegura, indispuesta. Para otros mientras no haya contacto físico entre su pareja y un tercero, no lo consideran tan grave y pueden negociar”.
La microtraición no está considerada como una traición tan radical como para terminar una relación, pero puede hacer tanto o más daño que una traición, porque se daña la confianza.
¿Cómo afrontar una microtraición?
La psicóloga y sexóloga Paula Dávila da los siguientes consejos a la hora de enfrentar una microtraición por parte de la pareja:
Es importante que a nivel individual se revalúen las expectativas que tengo como pareja, cuáles son los acuerdos tácitos o no y hasta dónde puedo realmente puedo hacer caso o olvidar, o cerrar el capítulo y hacer de cuenta que no tuvo la gravedad que normalmente tiene una traición.
Hay que preguntarse si se es capaz de asumir el proceso, sin sacar más adelante facturas, sin quedar con resentimientos, si puedo ser capaz de dar la oportunidad al otro y hacer borrón y cuenta nueva y volver a arrancar.
Si para mí esa decisión va a implicar tranquilidad y no me va a angustiar, por supuesto que la opción es darle oportunidad a la pareja y volverlo a intentar.
Pero si siente que se va a robar su propia paz, que no va a volver a estar tranquilo y se va a cuestionar todo el tiempo si mi pareja realmente no me está engañando de nuevo o si tengo duda con respecto a la confianza que le voy a tener, es mejor no intentarlo.
Si me voy a estar preguntando si la microtraición volverá a aparecer, no me voy a brindar una relación de pareja de calidad y bajo unos parámetros sanos.
Hay que buscar acuerdos y tomar decisiones coherentes a lo que realmente puedo dar y a lo que la situación me va a permitir afrontar. Debe haber una negociación para continuar.