Piña para la niña, dice una de las rimas populares infantiles. Pero por los beneficios de esta fruta más bien se podría pedir piña para todo el mundo. Esta palabra significa en latín pino, y se asoció por la similitud con la piña tropical que llega a Europa desde Brasil en 1493.
La piña es el fruto del Ananás, nombre que significa para los indígenas fruta excelente. “Según cuentan algunos historiadores, los indios agasajaron a Colón y a su comitiva en su primer desembarque con piñas, como signo de bienvenida y hospitalidad. Se conocen tres variedades botánicas de piña tropical: Sativus (sin semillas), Comosus (forma semillas capaces de germinar) y Lucidus (permite una recolección más fácil porque sus hojas no poseen espinas)”, explica la Fundación Española para la nutrición.
Ahora este amarillo y casi siempre dulce alimento contiene hidratos de carbono, yodo, vitamina C, y bromelina. Además de ácidos orgánicos, cítricos y málicos, responsables de su sabor ácido.
“Su contenido en azúcar y en principios activos se duplica en las últimas semanas de maduración, por lo que los frutos recolectados prematuramente resultan ácidos y pobres en nutrientes. Si ha sido bien madurada, contiene alrededor del 11% de hidratos de carbono. La vitamina más abundante es la C. También es importante su contenido en yodo; y algo menos apreciable, el de potasio, magnesio y hierro”, detalla la organización europea.
¿Qué genera en el organismo?
Como se mencionó líneas atrás, esta fruta contiene bromelina o bromelaína, que es un enzima o fermento de acción proteolítica, que rompe las moléculas de proteína dejando libres los aminoácidos que las forman.
“Por ello se usa en la industria alimentaria para ablandar carnes y hacerlas más tiernas. En el tracto digestivo, la bromelaína facilita la digestión de las proteínas, al igual que lo hace la pepsina, enzima producida en el estómago y que forma parte del jugo gástrico”, añaden.
Asimismo, es habitual consumir piña cuando hay afecciones de estómago como la hipoclorhidria, o la falta de jugos, que se manifiesta por una digestión lenta y pesadez de estómago. Y se asocia esta fruta a la prevención del cáncer de estómago porque se ha demostrado que la bromelaína es un potente inhibidor de la formación de nitrosaminas, una de las causas conocidas de esta enfermedad.
Siguiendo con la lista de beneficios de la bromelaína, esta ejerce un efecto inmunomodulador positivo frente al desarrollo de tumores. Y de acuerdo con varias investigaciones, tiene un efecto antiinflamatorio, antiedematoso, antitrombótico y fibrinolítico.
Eso se traduce en la fama de fruta diurética y depurativa que contribuye a eliminar por la orina las toxinas que acumula el organismo y además, previene el estreñimiento debido a la gran cantidad de fibra que aporta.
“Activan el metabolismo y la eliminación de grasa, facilitan la digestión. Es uno de los frutos más sanos de la naturaleza... En su gran mayoría es agua y apenas contiene grasa y es muy baja en calorías. Se puede decir que mejora la digestión y destruye los parásitos intestinales”, resume Vegaffinity.
¿Cuál es la relación de la piña y el hígado?
El hígado es uno de los órganos más grandes e importantes del cuerpo. Está situado en la parte superior derecha del abdomen y tiene la trascendental tarea de purificar la sangre, transformar los alimentos en energía y producir bilis tratar las grasas en el intestino.
Pero a pesar de la capacidad autorregulatoria es vulnerable a los malos hábitos, como la ingesta de sustancias tóxicas, medicamentos y licor. Por ello se empiezan a presentar una lista larga de afectaciones a este órgano.
Básicamente, la relación de la piña y el hígado es que esta, acompañada de una buena dieta y de actividad física, se convierte en un desintoxicante natural que elimina las toxinas y previene la inflamación.
Y al hacer de su consumo un hábito se logra ayudar a que este órgano rojizo trabaje como un relojito. Así que si no hay alguna alergia o contraindicación específica, la piña para la niña y para todo el mundo.