El cambio climático dejó de ser una especulación alarmante de los científicos, para hacerse una realidad evidente y letal, caracterizada por el aumento progresivo de la temperatura del planeta, ocasionando periodos de calor extremo que afectan a todos los seres vivos: plantas, animales y seres humanos.
Su manifestación más común son las olas de calor, cuando la temperatura excede en 5 o más grados la media, con temperaturas superiores a los 36 grados celsius por varios días, lo que representa un riesgo alto para la salud de las personas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “el número de personas expuestas al calor extremo está aumentando exponencialmente debido al cambio climático en todas las regiones del mundo”, y “la mortalidad relacionada con el calor en las personas mayores de 65 años se incrementó en alrededor de un 85%”, pero no solo afectan a esta población, implican un riesgo generalizado.
La OMS asegura que las olas de calor se han convertido en “la primera causa de defunción relacionada con el clima y pueden agravar enfermedades como la diabetes, el asma, los trastornos mentales y las enfermedades cardiovasculares, entre otras, y aumentar el riesgo de sufrir accidentes y de contraer determinadas enfermedades infecciosas”.
Pero, ¿cómo reacciona el cuerpo humano a las olas de calor? De acuerdo con la doctora María Roca, en un artículo publicado por La Nación, tiene “dos reacciones principales: por un lado, redistribuye la sangre hacia la piel y las extremidades, lo cual se conoce como vasodilatación, con el fin de expulsar el calor del cuerpo”. También, expulsa el calor a través del sudor, “evaporándolo pero causando al mismo tiempo deshidratación”. Por esta última reacción, es que se recomienda beber agua constantemente mientras pasa una ola de calor o se está expuesto a altas temperaturas.
En tanto que el cuerpo busca mantener el cuerpo en una temperatura estable, el flujo de sangre provoca que el corazón aumente el ritmo de sus latidos, exigiendo también más oxígeno, todo ello generando un riesgo de colapso por infarto, para las personas con enfermedades cardiorrespiratorias que se expongan a una ola de calor.
Otros efectos comprobados de las olas de calor tienen que ver con la salud mental. De acuerdo con diferentes estudios, las personas que están expuestas a altas temperaturas por tiempo prolongado, pueden desarrollar deterioro cognitivo, comportamientos agresivos, depresión, ansiedad y trastorno bipolar.
El investigador de Harvard, José Guillermo Cedeño, de acuerdo con un artículo del New York Times, realizó un estudio cognitivo con 44 estudiantes a los que evalúo con pruebas matemáticas y de autocontrol durante 5 días de temperatura estable y luego durante los días de calor extremo. Así evidenció que los estudiantes que debían padecer más el calor, porque no tenían aire acondicionado, tuvieron los peores resultados de las pruebas. Sus hallazgos se corresponden con otros estudios que comprueban el bajo nivel intelectual de las personas expuestas al calor.
En cuanto al comportamiento de las personas en contextos de altas temperaturas, un estudio publicado en 2019, por la revista Current Climate Change Reports, demostró la relación entre las olas de calor y la agresividad. Los investigadores analizaron las estadísticas de delincuencia en días calurosos y contrastaron con los días de menores temperaturas, así encontraron que los asesinatos, riñas y violencia doméstica se disparan durante periodos de calor. Además, la violencia verbal y las expresiones de odio en redes sociales tienen un incremento considerable.