Durante el proceso de la digestión es normal que ocurran sonidos intestinales, más conocidos como borborigmos, que son producidos dentro de los intestinos grueso y delgado como una parte natural de la función digestiva, aunque pueden variar en frecuencia e intensidad. Sin embargo, los gruñidos constantes o inusualmente fuertes, así como la ausencia total de sonidos abdominales, pueden ser una señal de que urge una visita al médico.
Según un artículo publicado por la Clínica de Endocrinología y Metabolismo de América del Norte, el estómago gruñe debido al paso de alimentos, líquidos, jugos digestivos y aire a través de los intestinos, pero una de las causas más comunes de estos sonidos es el hambre. “Cuando una persona tiene hambre, el cerebro libera sustancias similares a las hormonas que activan el deseo de comer y envía señales a los intestinos y al estómago. Este proceso activa los músculos del sistema digestivo, que se contraen y causan los característicos sonidos”, dice el artículo.
El documento, señaló además que después de comer, el abdomen puede continuar con los ruidos mientras los intestinos procesan los alimentos que fueron consumidos. Asimismo, las paredes del tracto gastrointestinal, se contraen para mezclar y mover el alimento a través de los intestinos en un proceso conocido como peristalsis. Este proceso no solo facilita la digestión, sino que también genera los ruidos que se escuchan después de comer.
Clasificación de los sonidos abdominales
Los sonidos abdominales se pueden clasificar en tres categorías:
- Sonidos normales: Significan que los intestinos funcionan correctamente.
- Sonidos hipoactivos: Indican una disminución en la actividad intestinal.
- Sonidos hiperactivos: Son más fuertes y relacionados con un aumento en la actividad intestinal. Estos pueden ocurrir después de comer o durante episodios de diarrea.
Otros sínrtomas
Los sonidos intestinales, por sí solos, no son preocupantes. Sin embargo, la presencia de otros síntomas adiocianles a los ruidos si pueden ser un síntoma de que algo no anda bien con la salud digestiva. Estos síntomas incluyen: exceso de gases, fiebre, náuseas, vómitos, diarrea frecuente, estreñimiento, heces con sangre, acidez estomacal constante, pérdida de peso involuntaria y constante sensación de llenura.
De otro lado, los sonidos abdominales anormales pueden estar asociados con varias condiciones de salud digestiva como:
- Íleo paralítico: Problema con los nervios que controlan los intestinos.
- Bloqueo de vasos sanguíneos en los intestinos: Esto impide el flujo sanguíneo adecuado.
- Obstrucción intestinal: Puede ser causada por una hernia, tumor, adherencias u otros factores.
Cómo detener el gruñido del estómago
Para el gruñido estomacal normal, generalmente no se requiere tratamiento. Sin embargo, algunos consejos pueden ayudar a reducir la frecuencia y la intensidad de estos sonidos:
- Tomar agua: Beber agua puede ayudar a calmar el ruido estomacal y facilitar la digestión, especialmente si no se puede comer en ese momento. Es importante beber lentamente para evitar ingerir aire, lo que puede causar más ruidos.
- Comer algo: Una pequeña comida o snack puede calmar los ruidos estomacales. Si estos son frecuentes a ciertas horas, puede ser útil establecer un horario de comidas más regular. Algunas personas encuentran beneficioso comer de cuatro a seis comidas pequeñas al día en lugar de tres grandes.
- Mastica despacio: La digestión comienza en la boca. Masticar bien los alimentos reduce la cantidad de aire tragado y facilita una digestión más eficiente. Además minimiza los ruidos estomacales relacionados con la indigestión.
- Limite azúcar, alcohol y alimentos ácidos: Estos pueden desencadenar ruidos digestivos. Los azúcares como la fructosa y el sorbitol, los alimentos ácidos y el alcohol son especialmente problemáticos. El alcohol también aumenta la producción de ácido y puede causar inflamación en el estómago.
- Evitar alimentos y bebidas que causan gases: Alimentos como frijoles, brócoli, cerveza y sodas pueden aumentar la producción de gases y los ruidos intestinales. Identificar y evitar estos alimentos puede ayudar a reducir los síntomas.
- Desarrolla tolerancia alimentaria: La intolerancia a ciertos alimentos puede aumentar los gases y los ruidos. La intolerancia a la lactosa es un ejemplo frecuente. Aproximadamente el 65% de la población mundial tiene dificultad para digerir la lactosa.
- Controlar las porciones: Comer porciones más pequeñas y bien masticadas reduce el riesgo de indigestión y ruidos estomacales. Las comidas grandes, especialmente las ricas en grasas y azúcares, pueden ser más difíciles de digerir.
- Mantenerse activo: Caminar después de comer acelera la digestión y puede reducir los ruidos estomacales. Una caminata de 20 minutos 15 minutos después de comer es especialmente beneficiosa. Sin embargo, se deben evitar las actividades de alta intensidad inmediatamente después de comer.
- Mantener la calma y reducir el estrés: La ansiedad puede aumentar la actividad intestinal. Técnicas como la meditación, los ejercicios de respiración profunda y la relajación muscular progresiva pueden ayudar a reducir el estrés y, por ende, los ruidos digestivos.
- Tratar problemas gastrointestinales: Si los ruidos estomacales van acompañados de otros síntomas, es importante consultar a un médico. Condiciones como el síndrome del intestino irritable (SII) pueden ser la causa subyacente y tratar estas afecciones puede ser necesario para reducir los ruidos.