La papada, esa acumulación de grasa debajo del mentón que puede ser motivo de preocupación estética para muchas personas, es un fenómeno común pero a menudo mal comprendido. Aunque es fácil señalarla como un indicador de exceso de peso, las razones detrás de su formación son más complejas de lo que se suele pensar.

La papada, técnicamente conocida como “acúmulo de grasa submentoniana”, puede afectar a personas de todas las formas y tamaños, incluso a aquellas que tienen un peso corporal saludable.

Los expertos en salud y bienestar señalan que la genética juega un papel fundamental en la acumulación de grasa en la papada. Al igual que ocurre con otras áreas del cuerpo, como el abdomen o los muslos, la distribución de la grasa está influenciada por factores hereditarios. Algunas personas pueden ser genéticamente más propensas a acumular grasa en ciertas zonas, incluida la papada.

Sin embargo, la genética no es el único factor determinante. El aumento de peso y la falta de tono muscular también pueden contribuir significativamente a la formación de una papada prominente. Cuando una persona gana peso, es posible que la grasa se deposite en diversas partes del cuerpo, incluida la región del cuello y la barbilla. Además, la falta de actividad física y el debilitamiento de los músculos del cuello pueden agravar este problema, ya que los músculos débiles pueden no ser capaces de sostener adecuadamente la piel y la grasa en esa área.

El aumento de peso y la falta de tono muscular también pueden contribuir significativamente a la formación de una papada prominente. | Foto: Foto: ¡Stock

Otro factor importante a considerar es el envejecimiento. A medida que envejecemos, la piel tiende a perder elasticidad y firmeza debido a la disminución de la producción de colágeno y elastina. Esta pérdida de elasticidad puede provocar que la piel debajo del mentón cuelgue más, lo que a su vez puede acentuar la apariencia de la papada, incluso en personas delgadas.

Además de estos factores, existen otros elementos que pueden contribuir al desarrollo de una papada, como la postura deficiente y la retención de líquidos. La mala postura puede hacer que la piel y los músculos del cuello se relajen y cuelguen más, mientras que la retención de líquidos puede provocar hinchazón en la zona del cuello y la mandíbula.

Para algunas personas, la solución puede ser tan simple como perder peso de manera gradual y adoptar un estilo de vida más activo. La pérdida de peso generalmente conlleva una reducción en la grasa corporal, incluida la grasa submentoniana. Además, ejercitar los músculos del cuello y la mandíbula con regularidad puede ayudar a tonificar y fortalecer esta área, lo que puede reducir la apariencia de la papada.

En casos más extremos o persistentes, se pueden considerar tratamientos médicos o estéticos para eliminar la grasa submentoniana. Estos pueden incluir procedimientos como la liposucción, la lipólisis con láser o la terapia de radiofrecuencia, que están diseñados para eliminar la grasa y tensar la piel en la zona del cuello y la mandíbula.

En última instancia, la acumulación de grasa en la papada es un fenómeno multifacético que puede estar influenciado por una variedad de factores, incluida la genética, el estilo de vida y el envejecimiento. Si bien no siempre es posible evitar por completo la formación de una papada, adoptar hábitos saludables y buscar tratamiento médico adecuado cuando sea necesario pueden ayudar a minimizar su apariencia y mejorar la confianza en uno mismo.

En última instancia, la acumulación de grasa en la papada es un fenómeno multifacético que puede estar influenciado por una variedad de factores, incluida la genética, el estilo de vida y el envejecimiento. | Foto: Getty Images

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.