El paso de los años trae consecuencias para el cuerpo, sobre todo cuando este empieza a deteriorarse. Para mantenerlo en perfectas condiciones es necesario llevar una dieta equilibrada y saludable para retrasar los signos de la edad.
Según la ciencia, la edad exacta en la que una persona se vuelve oficialmente vieja es a partir de los 34 años, debido a que, al llegar a los 30, el organismo experimenta cambios en sus capacidades biológicas.
Para retrasar el deterioro corporal y cognitivo, los expertos mencionan que es necesario extremar los cuidados metabólicos y físicos acompañados de una buena alimentación, además de realizar ejercicio por lo menos durante 30 minutos al día.
Un aliado del antienvejecimiento
Un superalimento que ayudará a reforzar las funciones del organismo y favorecerá el cuidado de la piel, el cual evidenciará verdaderos cambios, son las semillas de girasol.
Cuando el cuerpo alcanza los 40 años, genera la mitad del colágeno que en la adolescencia, la cual es la proteína que une los tejidos. Pero, solo a partir de los 25 años es que se empiezan a manifestar las primeras arrugas, que hacen su aparición en el rostro.
Y para ello lo recomendable será consumir semillas de girasol, las cuales son ricas en ácidos grasos, Vitamina E, fibra y magnesio, perfectas para proteger la piel del daño solar.
Además, contienen cobre, lo que es vital para mantener una piel sana. Cabe mencionar que el cobre es utilizado por el cuerpo para producir melanina, pigmento encargado de dar a la piel su color.
Es así como las diminutas partículas de este pigmento protegen la piel del daño de los rayos ultravioletas.
Entre sus múltiples beneficios están:
- Reducen el riesgo de enfermedades cardiacas
- Regulan el tránsito intestinal
- Mantienen el pelo sano
- Fortalecen los huesos
Para incluirlas en la dieta se pueden optar por ensaladas, batidos o complementos en el desayuno.
Lo recomendable es consumirla 28 gramos por persona, lo cual le aportará 10 gramos de proteína, 5 gramos de fibra y 12 gramos de grasa saludable.
Previene cicatrices
Las semillas de girasol contienen ciertos nutrientes que contribuyen a la salud y la vitalidad de la piel, como por ejemplo, la vitamina E que ayuda a prevenir y proteger a la piel del daño solar, la cual también previene las cicatrices y la aparición de arrugas.
Estas semillas contienen beta-caroteno, que hace que la piel sea menos sensible al sol. En cambio, los antioxidantes que están presentes en las semillas protegen la piel frente al daño ambiental, previniendo de esta manera los signos del envejecimiento.
Uno de los beneficios del aceite de semilla de girasol es que actúa contra el acné, ya que es una buena fuente de ácidos grasos esenciales como el linoleico, oleico, palmítico y esteárico que fomentan la formación de colágeno y elastina, lo que da lugar a una piel muy suave. Y gracias a sus ácidos grasos, con propiedades antibacteriales, se evita la formación de acné.
Es ideal para el cabello
Por sus vitaminas esenciales y minerales como el selenio, vitamina E y vitaminas del grupo B., las semillas de girasol son necesarias para un cabello saludable.
El crecimiento del cabello lo promueve el zinc que está presente en las semillas de girasol, pero si hay un consumo excesivo, puede, en cambio, conducir a la pérdida del cabello.
Otra vitamina que también estimula el crecimiento del cabello es la E, gracias al aumento de la circulación sanguínea en el cuero cabelludo.
Las semillas de girasol contienen vitamina B6, que ayuda a prevenir la pérdida de cabello, y también son fuente de cobre, el cual participa en la formación de melanina, pigmento responsable del color del cabello.