El cáncer es una enfermedad compleja y devastadora que afecta a millones de personas en todo el mundo. Se caracteriza por el crecimiento descontrolado y anormal de células en el cuerpo, lo que puede llevar a la formación de tumores malignos. A medida que estas células cancerosas proliferan, pueden invadir y dañar tejidos y órganos circundantes, comprometiendo su funcionamiento normal.
El cáncer se origina en las células, las unidades fundamentales de la vida. El cuerpo humano está compuesto por billones de células que se dividen y renuevan constantemente para mantener la salud y la funcionalidad. Normalmente, este proceso está regulado por mecanismos internos que garantizan un equilibrio adecuado entre la división celular y la muerte celular programada, conocida como apoptosis. Sin embargo, en el cáncer existe un peligroso desequilibrio lo que resulta en la proliferación descontrolada de células.
El surgimiento del cáncer se puede deber a varias causas, pero, por lo general, el riesgo de aparición es más alto si se lleva un estilo de vida poco saludable. Las causas subyacentes son diversas y a menudo involucran cambios genéticos o mutaciones en el ADN de las células. Estas mutaciones pueden ser heredadas de generaciones anteriores o pueden ocurrir durante la vida debido a factores ambientales, como la exposición a sustancias cancerígenas, la radiación o incluso errores aleatorios en la replicación del ADN. Estos cambios genéticos pueden afectar a los genes responsables de la regulación del crecimiento celular y la supresión de tumores, lo que permite que las células se vuelvan cancerosas y evadan los controles normales.
“Es posible que el cáncer comience en cualquier parte del cuerpo humano, formado por billones de células. En condiciones normales, las células humanas se forman y se multiplican (mediante un proceso que se llama división celular) para formar células nuevas a medida que el cuerpo las necesita. Cuando las células envejecen o se dañan, mueren y las células nuevas las reemplazan”, explica el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos.
“A veces el proceso no sigue este orden y las células anormales o células dañadas se forman y se multiplican cuando no deberían. Estas células tal vez formen tumores, que son bultos de tejido. Los tumores son cancerosos (malignos) o no cancerosos (benignos). Los tumores cancerosos se diseminan (o invaden) los tejidos cercanos. También podrían viajar más lejos a otras partes del cuerpo y formar tumores, un proceso que se llama metástasis”, agrega la entidad.
Aunque algunos tipos de cáncer generan los mismos síntomas, la gran mayoría produce señales diferentes en el organismo. En esta línea, cabe mencionar que hay un tipo de esta enfermedad en que uno de sus síntomas se manifiesta durante el día.
Se trata del cáncer de pulmón, el cual comienza en los ese órgano y es la principal muerte por cáncer a nivel mundial. El síntoma que se suele manifestar durante el día es, de acuerdo con la plataforma digital La Vida Lúcida, es el dolor o malestar en el pecho.
Si una persona experimenta, durante varios días seguidos, dolor o malestar en el pecho, debe acudir con urgencia a un centro médico certificado para que se someta a los análisis médicos correspondientes, con el fin de confirmar o descartar el padecimiento de un cáncer de pulmón.
Sobre el cáncer de pulmón
El cáncer de pulmón se inicia cuando las células en los pulmones comienzan a experimentar mutaciones genéticas que alteran su ciclo de vida normal. Estas mutaciones pueden ser el resultado de la exposición a factores de riesgo, como el tabaquismo, la exposición prolongada al humo del tabaco, la contaminación del aire, la exposición al radón (un gas radiactivo presente en el suelo y en algunas casas) y otros carcinógenos ambientales. A medida que estas células mutadas se dividen y se multiplican sin control, pueden formar tumores que interfieren con el funcionamiento normal de los pulmones y, en etapas avanzadas, pueden propagarse a otras partes del cuerpo a través de la metástasis.
La prevención juega un papel vital en la lucha contra el cáncer de pulmón. Aquí hay algunas medidas clave para reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad:
- Dejar de fumar: El tabaquismo es el factor de riesgo más importante para el cáncer de pulmón. Dejar de fumar es la acción más efectiva para reducir el riesgo. Incluso las personas que han fumado durante muchos años pueden beneficiarse al dejar de fumar, ya que el riesgo disminuye con el tiempo después de dejar el hábito.
- Evitar la exposición al humo del tabaco: La exposición al humo de segunda mano también puede aumentar el riesgo de cáncer de pulmón. Evitar estar en áreas donde se fuma y fomentar entornos libres de humo puede ser beneficioso.
- Protección contra la exposición al radón: El radón es un gas inodoro e invisible que puede filtrarse desde el suelo y acumularse en edificios. La prueba de radón en hogares y lugares de trabajo, y la implementación de medidas para reducir los niveles de radón si es necesario, puede disminuir el riesgo.
- Limitar la exposición a contaminantes ambientales: Reducir la exposición a contaminantes del aire, como las emisiones de vehículos y la contaminación industrial, puede ayudar a disminuir el riesgo.
- Mantener un estilo de vida saludable: Mantener una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y granos enteros, y participar en actividad física regular, puede contribuir a la prevención del cáncer de pulmón.
- Exámenes médicos regulares: Las personas con factores de riesgo, como fumadores o aquellos con antecedentes familiares de cáncer de pulmón, pueden beneficiarse de exámenes médicos regulares y pruebas de detección, como las tomografías computarizadas de baja dosis.