En las primeras siete semanas del 2020, el Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública, Sivigila, reportó 234 casos de intento de suicidio en Cali, 74 más de los registrados en el mismo periodo del 2019.
Según los expertos, una de las poblaciones más afectadas por el suicidio son los médicos por el ‘Burnout’, conocido como el “síndrome de estar quemado” o de desgaste profesional.
Quizá suena extraño que quienes ayudan a salvar vidas piensen en quitarse la suya propia, sin embargo, el suicidio en médicos ocurre el doble de veces que la población general.
Así lo señalan los estudios. El más reciente, presentado en el último Congreso Anual de la American Psychiatric Association (APA) de 2018, afirma que el riesgo de morir por suicidio entre los médicos hombres es el doble que en la población general y en los médicas mujeres es el triple o cuádruple. “Con mayor frecuencia entre las edades de 25 a 35 años y de especialidades como anestesiología, urología, neurología”, afirma la psiquiatra Carolina Ayola.
Entre tanto, en la población general, especialmente en el rango entre 15 y 24 años, el riesgo está latente.
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En el transcurso de este año, La Línea 106 de emergencias de Cali, ha recibido llamadas de 62 personas con intentos o ideas suicidas. “Hay personas que nos llaman con una idea suicida, otros ya con un plan establecido, y unos más que han tenido un intento suicida, es decir, con una conducta autolesiva”, explica Olga García, coordinadora de Atención Psicosocial de la Línea 106.
Los bomberos de Cali, por su parte, han atendido 18 casos (desde enero hasta la segunda semana de febrero) de personas que desde pisos altos, balcones, ventanas, han tenido la intención de lanzarse y acabar con su vida.
“La mayoría de las llamadas a la línea de emergencia las recibimos de la comunidad, del transeúnte normal y también de la Policía”, cuenta John Fitzgerald Rodas, jefe de Emergencias de Bomberos Cali.
Ante este panorama, Andrea Otero, psiquiatra del Centro Médico Imbanaco y miembro de la junta directiva de la Asociación Colombia de Psiquiatría, enfatiza que las tasas de suicidio están aumentando a nivel mundial.
“En los últimos 40 años, los suicidios se han multiplicado por cuatro. Esto se puede deber a que hay mayor conciencia y por eso se está detectando más casos”, afirma la especialista.
El 90 % de las personas que se suicidan tienen una enfermedad mental, y de esta cifra, el 60 % padecen una depresión, es decir, que “la principal causa de suicidio es la depresión”, asegura Otero.
Adicional a la depresión se encuentran algunos factores que pueden desencadenar las ideas de suicidio como son los cambios importantes en la vida, como puede ser una pérdida reciente, una separación, incluyendo cuando los hijos se van de la casa o una gran desilusión.
Es por esto importante detectar los signos de alarma en una persona que quiera o tenga un pensamiento suicida. Algunos de ellos puede ser: empezar a verse cambios en el comportamiento o en el humor en su estado de ánimo, por ejemplo, ya no querer salir de casa, no le interesa estar con su grupo de amigos o si hacia un deporte, le deja de interesar.
Cuando comienza a hablar o a sentirse desesperado o inútil, con baja autoestima. Cuando se quiera encerrar o aislarse.
También hay que tener cuidado cuando la persona empieza a preocuparse menos de sí mismo, de su apariencia, y cuando comienza a hablar de pensamientos de muerte, o hacer dibujos, historias o canciones sobre la muerte.
Asimismo, hay que estar alerta cuando empieza a despedirse de otros y a regalar sus posesiones más queridas.
Cuando la persona manifiesta abiertamente una intención suicida “es porque algo está pasando no se puede tener el mito de que si lo va a hacer no dice nada, o lo hace callado, o que ya lo ha dicho varias veces. Debe ser valorado por un equipo de salud mental”, comenta la profesional Olga García, de la Línea 106.
No obstante, García aclara que hay ideas de muerte que son obsesivas, “las personas no pueden dejar de pensar en eso porque ya hay un trastorno de base en su salud mental”.
Estrategias para prevenir
Cuando se identifica en una persona cualquiera de los tipos de cambios en comportamientos mencionados anteriormente, lo más importante, según la psiquiatra Andrea Otero, es atreverse a preguntarle si está pensando en suicidarse.
“Normalmente quienes están pensando en el suicidio tienden a aislarse y es muy común que no busquen ayuda, entonces cuando se les pregunta para ellos es un alivio, es como si le estuviera tendiendo una mano. Se le demuestra a la persona que ha notado cambios, que está interesado y que no está solo, que es uno de los sentimientos más comunes que tiene un depresivo”, enfatiza la especialista Otero.
En este sentido, aclara que “hablar sobre el suicidio no es ponerle la idea en la cabeza, porque eso es lo que la gente le da miedo, por el contrario, le da ánimo para poder hablar de cómo se está sintiendo”, recalca.
Otra recomendación es no aceptar mantener los planes y pensamientos de suicidios en secreto, ya que es común que las personas digan “yo te cuento pero no le vayas a decir a nadie”. Es importante que quien lo está escuchando le manifieste que necesitan hablar la situación para buscar ayuda.
Escuchar sin juzgar es otra de las sugerencias de los especialistas. A veces se tiene la tendencia a dar consejos, pero “realmente lo que más sirve es una escucha empática, donde no se esté juzgando y donde la persona al hablar sienta que sus problemas son manejables. Hay que permitir que sea la persona quien hable más, no hay que dar tanto consejos ni juicios como ‘tu lo tienes todo’”, detalla Otero.
Si la persona ha manifestado el deseo de suicidarse o ha tenido cambios en su comportamiento se debe lograr que consulte ayuda con un profesional, ya sea un psiquiatra, psicólogo, incluso un sacerdote, un consejero, recomienda Otero.
Si se observa que una persona tiene alto riesgo de infringirse daño, lo más indicado es llevarlo al servicio de urgencias. También se puede acudir a las líneas de atención, como la Línea 106 en Cali, para que puedan orientarlo.
Finalmente, aunque hay unos lineamientos del Ministerio de Salud para abordar las conductas suicidas, la especialista Otero dice que “falta mucho trabajo en términos de capacitar los médicos generales para que sepan actuar de la manera más adecuada”.
Línea 106
La Línea 106 recibe llamadas en febrero desde las 8:00 a.m. hasta las 10:00 p.m. Desde el 1 de marzo, el horario será de 8:00 a.m. a 6:00 p.m. hasta que la Secretaría de Salud renueve el contrato.
Quienes se comunican con la línea pueden encontrar apoyo de profesionales.
“En algunos casos se hace intervención para disminuir la crisis y evaluar el nivel de riesgo de la persona que está llamando, y se trata de ubicar la red de apoyo que la persona tiene en ese momento. Si es necesario desplazar un equipo de profesionales se hace, coordinamos con los servicios de emergencia que usualmente son los bomberos y la Cruz Roja”, recalca Olga García, coordinadora de Atención Psicosocial.
Acciones desde la Secretaría de Salud
Desde el Grupo de Salud Mental y Convivencia Social de la Secretaría de Salud Municipal se ha creado un dispositivo de intervención psico-social en el medio escolar: ‘Pasaje a la palabra, pasaje a la vida’. Este tiene el propósito de abordar los componentes de promoción, prevención, atención y seguimiento de las violencias autoinflingidas, intento de suicidio y violencias de otro tipo en el medio escolar.
“Desde este dispositivo se han realizado intervenciones colectivas de cuidado primario para la promoción de capacidades de afrontamiento, la prevención del riesgo de suicidio, la canalización y activación de recursos institucionales y comunitarios de las personas afectadas con conductas suicidas y familias”, cuenta Miyerlandi Torres, secretaria de Salud Pública de Cali.
Asimismo, enfatiza que el objetivo central de ‘Pasaje a la palabra, pasaje a la vida’ es crear espacios de palabra válidos en el medio escolar que impidan el pasaje al acto violento.
Cabe recordar que el año pasado, se realizó acompañamiento a 15 instituciones educativas tanto a docentes como padres de familia y estudiantes.
Se hizo acompañamiento a dos instituciones educativas que tuvieron casos de intento de suicidio. Se formaron a actores de las comunidades educativas y se construyó la ruta de atención integral para la promoción de la vida y la prevención del suicidio escolar.
Igualmente, se hizo seguimiento a casos de jóvenes con intento de suicidio y acompañamiento a sus familias.