Bañarse diariamente es un hábito saludable para la salud. Permite eliminar impurezas de la piel, células muertas, microbios y secreciones de las glándulas sudoríparas y sebáceas.

Hacerlo con agua fría tendría aún más beneficios, según expertos. De acuerdo con una publicación de BBC, existe una creciente evidencia de que los nadadores de invierno son más resistentes a ciertas enfermedades e infecciones, como las del tracto respiratorio superior.

Los análisis indican que las presentan con menos frecuencia y de manera más leve. Los científicos piensan que podría ser el agua fría y no la natación, lo que da el beneficio, por ejemplo.

Hay que tomar conciencia de la cantidad de tiempo que se utiliza para tomar una ducha, más si esta gasta energía eléctrica. | Foto: cbarnesphotography
Los productos a usar en la ducha inciden en que la práctica sea adecuada. | Foto: Getty Images / Robin Skjoldborg
Una de las principales ventajas de las duchas frías es que aceleran la circulación de la sangre, ya que busca mantener la temperatura corporal ideal. | Foto: Getty Images

Esto también se señala en una publicación del portal Business Insider, en la que se indica que una de las principales ventajas de las duchas frías es que aceleran la circulación de la sangre, ya que busca mantener la temperatura corporal ideal.

Bañarse con agua fría también puede ayudar a reducir el dolor muscular tras un entrenamiento intenso, gracias a que tiene propiedades regenerativas, por lo que los músculos se relajarán y repararán.

El sitio especializado Healthline indica que si la persona tiene picazón en la piel, las duchas frías pueden ayudar a evitar la necesidad de rascarse.

Como si esto fuera poco, según la publicación de Business Insider, la exposición al agua fría activa el sistema nervioso y aumenta la liberación de noradrenalina en el cerebro, componentes que responden ante el peligro.

De igual forma, el cuerpo libera endorfinas, promoviendo sentimientos de euforia, regulación del apetito, liberación de hormonas sexuales y una mayor respuesta inmunológica.

Otra forma en que el agua fría tiene un efecto en el torrente sanguíneo es estimulando la producción de leucocitos, que ayudan a combatir las infecciones y a crear resistencia a las enfermedades comunes.

Esto, sin dejar de lado que una ducha fría genera un pequeño shock que aumenta la entrada de oxígeno y la frecuencia cardíaca, permitiendo que las personas se pongan y mantengan alerta.

Según los expertos de Eurofitness, esto se debe a que las neuronas del sistema nervioso reciben inmediatamente la información de los receptores térmicos que se encuentran en la piel y llevan a las partes reguladoras de este la respuesta adecuada frente al frío. Es dicha reacción la que aporta una activación superior.

El agua fría también estimula el funcionamiento del metabolismo. Los expertos indican que ante la exposición a esta, el cuerpo se activa pidiendo un mayor consumo de energía para poder regular internamente su temperatura.

Esto lleva a que cuando las personas están expuestas al frío se comience la quema de grasas y azúcares que el cuerpo necesita para mantener su temperatura corporal en el nivel adecuado.

Otro de los beneficios más inmediatos que pueden descubrirse del agua fría es que, en caso de sufrir algún golpe, inflamación o lesión, el frío contribuye a mitigar su dolor y también la hinchazón que se produce en la zona afectada. Por lo mismo, es muy recomendable para personas que tengan algún tipo de lesión o estén en proceso de rehabilitación.

Los especialistas indican que el agua fría ayuda a conciliar el sueño. Es ideal para personas que tengan problemas de insomnio, quienes pueden tomar una ducha en la noche antes de ir a la cama.

¿Cómo entrenarse para usarla?

Dado que no es un proceso fácil, los expertos consideran que para tomar una ducha a fría a diario es importante iniciar con algunas partes del cuerpo y luego ir sumando. Por ejemplo, empezar por los pies y luego incorporar los brazos o el pecho, hasta llegar a la ducha general. Y, sobre todo, hay que buscar una buena reacción de calor, secándose rápido y abrigándose al final.

La recomendación es tomar la ducha caliente y al final dirigir el agua fría durante unos segundos a los pies. La ducha previa caliente dura de uno a tres minutos. La fría completa se mantiene de uno a tres segundos en función del entrenamiento y luego el tiempo puede ir en aumento.

A medida que avanzan los días se pueden sumar los brazos, el pecho y la espalda hasta alcanzar la ducha completa para todo el cuerpo. Luego se seca rápido y se mantiene abrigado para mantener una temperatura indicada en el cuerpo.