El humo está compuesto de una mezcla de gases y partículas finas que se emiten cuando algo se quema. Estos gases pueden llegar afectar los ojos y las partículas finas pueden ser inhaladas profundamente en sus pulmones.
Tenga mucho cuidado si es de las personas que padece una enfermedad cardíaca o pulmonar, pues el inhalar este humo podría llevarla a que presentar síntomas mucho más severos.
Si padece una enfermedad cardíaca, tenga presente que puede llegar a sentir dolores en el pecho, taquicardia, dificultad para respirar, y hasta fatiga.
Ahora bien, si lo que presenta es asma, EPOC, o sufre de alergias respiratorias, trate de aislarse por completo para evitar inhalar el humo, ya que esto podría acarrearle incapacidad para respirar normalmente, tos seca o con flema, molestias en el pecho y dificultad para respirar.
Los más afectados por el humo
La inhalación del humo no es buena para nadie, pero las personas que pueden verse más afectadas son los adultos mayores, ya que estos pueden tener enfermedades del corazón o pulmón no reconocidas. También están los fumadores que aunque ya tienen una función pulmonar deprimida o una enfermedad pulmonar, el inhalar humo podría llevarlo a que se agrave su condición.
A este grupo de personas se suman aquellas con enfermedades cardíacas y pulmonares, como insuficiencia cardíaca congestiva, angina, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC o COPD por sus siglas en inglés), enfisema o asma; quienes han padecido gripe o incluso quienes hayan tenido que enfrentar un derrame cerebral.