Cuando un paciente es diagnosticado con diabetes quiere decir que sus niveles de glucosa (azúcar) en la sangre se encuentran elevados. Este padecimiento surge la mayoría de veces en personas sedentarias, son sobrepeso u obesidad o que llevan pésimos hábitos alimenticios. También se puede dar por factores genéticos o hereditarios.

El paciente que es diagnosticado con dicha enfermedad debe seguir las recomendaciones médicas al pie de la letra, hacerse los chequeos médicos que indique el profesional de la salud, y aplicarse los medicamentos cada que corresponda, ya que esta enfermedad puede ocasionar inconvenientes más graves cuando no se trata de la manera que es debida.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) aclara que cuando los niveles de glucosa en la sangre no se controlan, pueden ocasionar ceguera, insuficiencia renal, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y amputación de los miembros inferiores.

Esta misma entidad señala en uno de sus informes que, por lo menos 422 millones de personas alrededor del mundo, tienen un diagnóstico de diabetes. “La más común es la diabetes tipo 2, generalmente en adultos, que ocurre cuando el cuerpo se vuelve resistente a la insulina o no produce suficiente insulina. La diabetes tipo 1, una vez conocida como diabetes juvenil o diabetes insulinodependiente, es una afección crónica en la que el páncreas produce poca o ninguna insulina por sí mismo”.

Por medio de un examen de sangre sedetermina cuando un paciente padece de diabetes. | Foto: 123 RF / El País

Dieta para un paciente diabético

El portal de salud, belleza y cuidado personal Tua Saúde menciona la lista de algunos alimentos que pueden consumir, sin problema alguno, un paciente con diabetes. Antes de consumirlos igual se recomienda corroborar con el profesional que está manejando el padecimiento.

Alimentos que se pueden consumir

  • Granos integrales: pan, arroz y pasta integral, avena, harina de maíz integral y quinoa.
  • Leguminosas: frijoles, soja, garbanzos, lentejas, guisantes y arvejas.
  • Hortalizas: como el brócoli, la lechuga, el tomate, el calabacín, la berenjena, el pimentón, la cebolla, el ajo, la rúgula, la espinaca, el berro, las acelgas y el repollo.
  • Carnes bajas en grasa: como el pollo sin piel, pavo sin piel, pescados azules como el salmón, la caballa el atún y el boquerón; carne de res baja en grasa.
  • Frutas: la idea es que siempre se consuman en su estado natural y no en jugos, ya que cuando una fruta se licua se le quitan todas sus propiedades nutricionales, dejando solo el azúcar de la misma que aunque es de origen natural en grandes cantidades puede ser nociva para la salud. El medio también recomienda ingerirlas con cáscara y frescas, priorizando el consumo de aquellas que tienen un bajo índice glucémico, como es el caso de las fresas, manzanas, peras, ciruelas, frambuesas, arándanos, limón, mandarina, entre otras.
  • Grasas buenas: como el aguacate, el aceite de coco, aceite de oliva extra virgen, aceite de aguacate, aceite de uva, frutos secos y semillas.
  • Frutos secos: marañón/merey/anacardo, cacahuate o maní, avellanas, nueces, nuez de Brasil, nueces pecan, pistachos y almendras.
  • Semillas: como las de chía, linaza, ajonjolí o sésamo, calabaza o auyama.
  • Leche y derivados descremados: yogur natural, leche descremada y quesos blancos bajos en grasa.
  • Huevos y huevos de codorniz.
  • Bebidas vegetales: como leche de avena, coco, almendra y avellana.
La diabetes es una enfermedad crónica. | Foto: Getty Images

Alimentos que se deben evitar

  • Azúcar y alimentos que lo contengan, como galletas, chocolates, gomitas y otras golosinas.
  • Miel: mermeladas, syrups, productos de confitería y pastelería.
  • Dulces en general: chocolates y golosinas.
  • Productos lácteos como la leche condensada, yogures con azúcar, helados y quesos amarillos o ricos en grasa.
Es posible tratar la diabetes y evitar o retrasar sus consecuencias. | Foto: Getty Images
  • Bebidas azucaradas como refrescos, gaseosas, jugos industrializados, bebidas deportivas y bebidas achocolatadas.
  • Carnes procesadas: como salchichas, chorizos, tocino, mortadela, salami y jamón.
  • Cereales: como arroz, pan, wraps y pasta blancos, hojuelas de maíz, tapioca, maicena y tacos.
  • Bebidas alcohólicas: como cervezas, vino, vodka, ron, entre otras.