El mal aliento, o halitosis, es una condición común que puede causar incomodidad, y más allá de ser un problema de higiene bucal, puede ser un síntoma de varias enfermedades.
Unas de ellas son las enfermedades periodontales, como la gingivitis y la periodontitis, que son causas comunes de mal aliento. Estas son infecciones de las encías y el tejido que rodea los dientes, provocadas por la acumulación de placa bacteriana. La inflamación y la infección resultantes liberan compuestos de azufre que causan el mal aliento.
Para prevenir y tratar estas condiciones, es fundamental llevar a cabo una higiene bucal adecuada y realizar visitas regulares al dentista.
Otra de las afecciones que puede contribuir al mal aliento es el reflujo gastroesofágico, donde el ácido del estómago regresa al esófago, causando un olor desagradable. Además, problemas como las úlceras gástricas y las infecciones por Helicobacter pylori también pueden estar asociados con la halitosis.
Las infecciones del tracto respiratorio superior, como la sinusitis, la amigdalitis y la bronquitis, pueden causar mal aliento, ya que estas provocan la producción de mucosidad que puede albergar bacterias, contribuyendo al mal olor.
En esa línea, las enfermedades hepáticas y renales también pueden estar relacionadas con el mal aliento. La insuficiencia hepática puede causar un aliento con olor a pescado debido a la acumulación de toxinas en el cuerpo. De manera similar, la insuficiencia renal puede resultar en un aliento con olor a amoníaco, ya que los riñones dañados no pueden filtrar adecuadamente los productos de desecho.
Finalmente, el síndrome de boca seca o xerostomía puede ser otra causa de mal aliento. La falta de saliva, que ayuda a limpiar la boca y a eliminar partículas de alimentos y bacterias, puede llevar a un aumento de bacterias y, por lo tanto, a un mal olor.
Para ello, se recomienda beber suficiente agua y usar productos que estimulen la producción de saliva.