El sarampión es una enfermedad muy contagiosa, que se propaga fácilmente cuando una persona infectada respira, tose o estornuda. Es tan grave, que puede provocar complicaciones o incluso la muerte.
Vacunarse es la mejor manera de evitar contraer el sarampión o contagiarlo a otras personas. La vacuna es segura y ayuda al cuerpo a combatir el virus.
En el 2021 se estima que 128 000 personas murieron de sarampión, por eso se intensificaron las actividades de inmunización por parte de los países, la OMS, la Alianza contra el Sarampión y la Rubéola y otros asociados internacionales, con lo que se lograron evitar 56 millones de muertes al termino de ese mismo año.
Lastimosamente, debido a la pandemia de Covid-19, se presentaron contratiempos en las actividades de vigilancia e inmunización, se suspendieron los servicios de inmunización, el descenso en las tasas de inmunización y la reducción de las actividades de vigilancia en todo el mundo.
Por ello millones de niños quedaron en situación de vulnerabilidad frente a enfermedades prevenibles como el sarampión y hoy ningún país escapa a esta enfermedad.
Signos a tener en cuenta
Los síntomas del sarampión suelen aparecer entre 10 y 14 días después de la exposición al virus. El más palpable es una erupción cutánea.
Los primeros síntomas suelen durar entre 4 y 7 días, e incluyen secreción nasal, tos, ojos llorosos y enrojecidos.
Según la OMS, la erupción comienza entre 7 y 18 días después de la exposición, generalmente en la cara y la parte superior del cuello. Se propaga durante 3 días, hasta llegar a las manos y los pies. Normalmente puede durar entre 5 y 6 días hasta que se desvanece.
Las complicaciones en esta enfermedad pueden incluir ceguera, encefalitis que es la infección que causa una inflamación cerebral, diarrea, infecciones del oído y problemas respiratorios graves como la neumonía.
Además, si contrae sarampión durante el embarazo, puede llevar a que el bebé nazca prematuramente y con bajo peso.
Las complicaciones son más frecuentes en los niños menores de cinco años y en los adultos mayores de 30 años.
Tratamiento
No existe un tratamiento específico contra esta enfermedad, ya que los cuidados deben centrarse en prevenir complicaciones, aunque los médicos pueden prescribir antibióticos para tratar la neumonía y las infecciones de los oídos y los ojos.
Beber agua, y seguir los tratamientos para combatir la deshidratación pueden compensar la pérdida de líquido debido a la diarrea o a los vómitos.
Lo recomendable es que los niños o adultos con sarampión reciban dos dosis de suplementos de vitamina A, con un intervalo de 24 horas entre ambas, lo que ayudará a restaurar los niveles bajos de esta vitamina, y sobre todo ayudar a prevenir las lesiones oculares y la ceguera.