La jícama, también conocida como nabo mexicano, es una planta leguminosa originaria de Centroamérica. La palabra jícama proviene del náhuatl xicamatl, que significa “raíz de agua”.
Este tipo de nabo se cultiva especialmente por sus raíces tuberosas, que son comestibles. Se desarrolla como una enredadera de hasta cuatro o cinco metros de altura y un tubérculo de hasta 30 centímetros. Su sabor es dulce y almidonado y contiene cerca de un 90 % de agua, vitamina C, calcio, fósforo, potasio, hierro, trazas de proteína y lípidos.
Su sabor dulce proviene de la oligo-fructosa, ideal para el consumo de los diabéticos.
La jícama es cultivada en climas cálidos de Centroamérica, el Caribe, las montañas de los Andes y el sur de Asia.
El blog TuaSaúde explica que la parte comestible de la jícama son solo las raíces, pues el resto de la planta es considerada tóxica. Tanto las hojas como las flores y la cáscara contienen una sustancia tóxica llamada rotenona, por lo que no es recomendable utilizarlas.
Generalmente se consume crudo, con sal, limón y chile o en ensaladas, pero también se cocina en sopas, asado o frito. Incluso, en algunos lugares preparan jugo con esta raíz.
Puede utilizarse para preparar salteados, agregar a las carnes o mariscos o como alternativa saludable a las papas fritas, en forma de chips. La porción recomendada diaria es de 130 gramos, que equivalen a una taza y aportan 49 kilocalorías.
¿Cómo hacer una ensalada de jícama?
Ingredientes:
- Una jícama
- Dos pepinos
- Dos zanahorias
- Una taza de piña
- Chile verde y ajonjolí para decorar.
Modo de preparación:
Picar la jícama, el pepino y la zanahoria en tiritas y cortar la piña en cubitos. Mezclar todo en un recipiente y reservar. Puede acompañar con una vinagreta con jugo de mandarina, aceite de oliva, vinagre y ajonjolí.