Bañarse un domingo en Pance puede resultar molesto para Catalina Herrera. No por las aglomeraciones, tampoco por las basuras que llegue a encontrar. Más bien, porque un leve zambullido en el agua es capaz de llenarle las piernas completamente de ronchas.
Para María Camila Sossa, de Palmira, es complicado disfrutar de una tarde de helado. Sus labios se hinchan una vez tocan la crema helada. Si lo sostiene con sus manos en un vaso, sus dedos comienzan a inflamarse.
A Paulina Rojas, una brisa de aire puede hacer que le aparezcan ronchas en el pecho y el cuello. También es propensa a sufrir enrojecimiento y picazón en varias zonas del cuerpo, como el abdomen, cuando nada en el río.
Por su parte, Alejandra Paredes ha tenido que acostumbrarse a evitar salidas y paseos. Desde Villavicencio, donde vive, asegura que su cuerpo ya no tolera ningún contacto con el agua fría. Además, si por accidente le encienden el aire acondicionado en una habitación dice que se hincha y se le baja la tensión.
Las cuatro padecen algunos de los síntomas característicos de la urticaria a frigore, un tipo de urticaria poco común. Se trata de una afección de la piel que se manifiesta por la aparición de ronchas y picazón, en este caso ocasionada por la exposición del cuerpo al frío.
“Se trata de una reacción anormal en la piel al contacto con el frío, mal llamada alergia. Se produce por la estimulación de unas células en la piel llamadas mastocitos, cuando sucede, liberan una sustancia llamada histamina y es esa la que produce la roncha”, explica Luis Fernando Ramírez, alergólogo de la Fundación Valle del Lili.
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Así, el agua fría, un tiempo ventoso, alimentos y hasta objetos en bajas temperaturas bastan para desencadenar habones (ronchas) de color rojo en los lugares de la piel que experimentan el roce. “Sin embargo, no se considera una alergia, pues el frío refiere a un cambio de temperatura y no a una sustancia que se introduce en el organismo causando una reacción inmunológica'', señala Ramírez.
Recordando varias de sus vivencias, Maria Camila, de 18 años, describe que los brotes se demoran entre 5 y 10 minutos en formarse, desapareciendo solo cuando la exposición al frío termina totalmente. “Si me meto a una piscina fría, apenas siento el mínimo picor en la piel me tengo que salir, secarme completamente y ponerme un saco”.
Tanto a Paulina como a Catalina, de 24 y 22 años respectivamente, sus amigos de Cali suelen decirles que pareciera como si un grupo enorme de zancudos las hubiera picado por encima. Por lo que tienen que parar, tomarse un momento y explicar lo que realmente les sucede.
“Desde hace aproximadamente 10 años me pasa esto. No me preocupa, pero cuando la piel se alborota se vuelve incómodo. Mi alergólogo me ha dicho que es algo a lo que me tengo que acostumbrar”, indica Catalina, quien de hecho, se limita a coger cosas frías con la mano, así como envolver las bebidas en servilletas con el fin de prevenir que las puntas de sus dedos se irriten.
Ana María Correa, dermatóloga de Laskin, asegura que esta respuesta puede involucrar cualquier parte del cuerpo y que si bien no es muy frecuente tener casos de urticaria derivada del frío, tiende a presentarse con pacientes atópicos: “Es decir, personas con una característica en la piel, que son esos pacientes que tienen dermatitis atópica, o también rinitis y asma”, comenta.
Otro síntoma común son los angioedemas, que en pocas palabras representa la hinchazón de los párpados o cualquier otra zona de la cara. Maria Camila, desde muy pequeña, lo sufre alrededor de la boca. Si absorbe una paleta, un helado o toma un jugo frío, sus labios se enrojecen y se hinchan en cuestión de minutos, generalmente en menos de 5. Por lo que bebidas congeladas como granizados o frappes también pueden ser una mala idea:
“Yo un helado no me lo puedo disfrutar como debe ser, pues los labios se me hinchan al comerlo. Inclusive en algunas ocasiones no he podido terminarlo. La gente se queda sorprendida porque es extraño, al menos yo nunca he conocido a alguien que tenga lo mismo” dice, asombrada de escuchar que efectivamente existen más personas con el mismo problema.
A pesar de que esta enfermedad no supone mayores consecuencias que pongan en riesgo la vida, es posible se presenten reacciones más severas. La hipotensión es una, y Alejandra ha sido víctima de ella.
Ocurrió en un paseo familiar sobre la Cuncia, vereda cercana a Villavicencio. Allí se encuentran unas bellas cascadas donde los visitantes van y pasan un buen día. Sin embargo, para Alejandra no fue así. Al mojarse con el agua helada no solo se hinchó, sino que segundos después se desmayó.
Su historia con la urticaria frigore comenzó a los 20 años. Hoy, tras 5 años, decidió no volver a programar salidas que impliquen cruzarse con cascadas, ríos o mal clima. Los médicos le han recomendado evitar cualquier exposición friolenta y ella, investigando si habían más sufriendo de esto, encontró un grupo en Facebook llamado “Urticaria a Frigore Latinoamérica”, una comunidad de pacientes suramericanos con esta anomalía, donde comparten información para los afectados en el continente.
Según la Organización de Trastornos Raros estadounidense (NORD) este tipo de reacción se presenta en adultos jóvenes o durante la adolescencia y representa apenas entre el 1% y 3% de todos los casos existentes de urticaria. Además, afecta tanto a mujeres como a hombres por igual.
Tratamiento
Si bien la principal recomendación de expertos habla de evitar al máximo las exposiciones con el frío, no existe un tratamiento curativo. Lo que si se procura hacer es controlar los síntomas mediante dosis adecuadas de antihistamínicos, como manifiesta Luis Fernando Ramírez:
“En general puede mejorar con el tiempo, incluso quitarse, pero no hay un tratamiento que garantice que al paciente no le va a volver a dar la urticaria. Entonces el uso de antihistamínicos es lo más importante junto con anticipar cuándo se va a presentar el frío para así usar el medicamento de manera correcta”, aclara el médico.
De modo que Catalina, Maria Camila, Alejandra y Paulina deberán seguir con la misma paciencia que han tenido hasta ahora, al tiempo que añaden las precauciones necesarias para una patología que si bien no es la más grave, les priva de gozar tranquilamente de diferentes actividades cotidianas.