La diabetes y la hipertensión son enfermedades que afectan a millones de personas en todo el mundo, pero una buena calidad de vida y, en algunos casos, incluso la posibilidad de curación, se encuentran estrechamente ligadas al control de la dieta. No solo las preparaciones altas en azúcar o sodio pueden ser perjudiciales, sino que incluso algunas frutas y vegetales pueden predisponer a agravar estas condiciones médicas.

“La diabetes es una enfermedad en la que los niveles de glucosa (azúcar) de la sangre están muy altos. La glucosa proviene de los alimentos que consume. La insulina es una hormona que ayuda a que la glucosa entre a las células para suministrarles energía. En la diabetes tipo 1, el cuerpo no produce insulina. En la diabetes tipo 2, la más común, el cuerpo no produce o no usa la insulina de manera adecuada. Sin suficiente insulina, la glucosa permanece en la sangre”, se explica en la plataforma especializada MedlinePlus.

¿En qué momento pueden consumir frutas los diabéticos?

Por tal razón, para mantener un adecuado control de la diabetes, se recomienda que los diabéticos consuman al día tres porciones de frutas. Según el Instituto Americano de Diabetes: “Algunas personas con diabetes tienen que comer casi a la misma hora todos los días. Otras pueden ser más flexibles con el horario de sus comidas, dependiendo de sus medicamentos para la diabetes o el tipo de insulina que use, es posible que tenga que consumir la misma cantidad de carbohidratos todos los días a la misma hora”.

Las frutas aptas para diabéticos

Los nutricionistas recomiendan que para controlar la diabetes, es recomendable consumir ciertas frutas con bajo contenido de azúcar. Entre ellas se encuentran: arándanos, frambuesa, grosella, limón, melón, mora, pomelo, sandía, albaricoque, ciruela, fresa, fresón, granada, kiwi, manzana, mandarina, maracuyá, melocotón, naranja, nectarina, papaya, paraguaya, pera o piña.

Los cítricos son algunos frutos recomendados. | Foto: &#169 Lew Robertson/FoodPix

Restringir el consumo de estas frutas

Sin embargo, no todas las frutas son igualmente adecuadas para quienes padecen diabetes. En este sentido, la Fundación Española del Corazón aconseja evitar el consumo de frutas con mayor contenido en azúcar, como son: breva, caqui, cereza, chirimoya, higo, mango, níspero, banano, uva, piña en almíbar, melocotón en almíbar, uva pasa, dátil, dátil seco e higo seco. Estas frutas también están contraindicadas para personas que han sufrido un infarto.

El banano y el mango son frutas con altos niveles de azúcar. | Foto: ALEAIMAGE/Getty Images

El control de la diabetes y la hipertensión depende en gran medida de llevar una alimentación adecuada y equilibrada, en la cual se incluyan frutas con bajo contenido de azúcar y se evite elevar los niveles normales. No obstante, cada persona con diagnóstico de diabetes o hipertensión debe consultar a su médico tratante, o con un nutricionista clínico, con quienes podrá precisar la dieta que requiere de acuerdo a sus condiciones particulares.

Las propiedades antidiabéticas de la cúrcuma

La cúrcuma es conocida como “la especia dorada” o “azafrán de la India”, ha sido durante mucho tiempo objeto de interés por su potencial para prevenir la diabetes.

Su compuesto activo, la curcumina, ha sido objeto de numerosas investigaciones que sugieren su efecto positivo en el control glucémico y la prevención de complicaciones asociadas con esta enfermedad.

Algunos beneficios de la cúrcuma son ayudar a controlar el peso, mejorar la salud cardiovascular, reducir el colesterol, mejorar la salud cerebral, y puede ayudar con la prevención del cáncer. Foto: Getty | Foto: ©lacaosa2018

Recientemente, en una revisión científica en Current Topics in Medicinal Chemistry, se concluyó que la curcumina (componente de este alimento) tiene efectos antidiabéticos, así como propiedades antioxidantes, neuroprotectoras y antiinflamatorias. Estos efectos combinados hacen de la cúrcuma un suplemento prometedor en la prevención de la diabetes y sus complicaciones.

Los estudios han demostrado que la curcumina puede ser eficaz para reducir la resistencia a la insulina y los niveles de glucosa en sangre, lo que es crucial para prevenir la diabetes tipo 2. También se ha encontrado que mejora los factores de riesgo asociados con el síndrome metabólico, como los niveles de glucemia, colesterol y triglicéridos.