Presión arterial baja, hipotensión o popularmente tensión baja. Se da cuando la presión arterial es mucho más baja de lo normal. El riesgo está en que el corazón, el cerebro y otras partes del cuerpo no reciben suficiente sangre. “La presión arterial normal casi siempre está entre 90/60 mmHg y 120/80 mmHg”, detalla Mayo Clinic.
“La hipotensión grave puede ser causada por una pérdida súbita de sangre (shock), una infección grave, un ataque al corazón o una reacción alérgica intensa (anafilaxia)”, agrega el hospital estadounidense.
¿Qué hacer ante este diagnóstico?
En primer lugar, señalan que se debe hacer un examen físico. Allí se tendrá en cuenta los antecedentes médicos y por supuesto la medición de la presión arterial.
Además, señala la entidad norteamericana que se pueden hacer otras pruebas para determinar la causa de la presión arterial baja.
- Análisis de sangre. Explican que este tipo de examen ayuda a diagnosticar otros aspectos que influyen en la presión arterial. “Un nivel bajo de glucosa en la sangre (hipoglucemia), un nivel alto de glucosa en la sangre (hiperglucemia o diabetes) o un recuento bajo de glóbulos rojos (anemia), todo lo cual puede reducir la presión arterial”, añaden.
- Electrocardiograma (ECG). Es una prueba rápida que no duele y mide la actividad eléctrica del corazón. “Durante un electrocardiograma, los sensores (electrodos) se adhieren al pecho y a veces a los brazos o las piernas. Los cables conectados a los sensores se conectan a una máquina que muestra o imprime los resultados. Un electrocardiograma muestra lo rápido o lento que late el corazón. Puede utilizarse para diagnosticar un ataque cardíaco actual o anterior”, enseñan.
- Prueba de la mesa basculante. Sirve para evaluar cómo reacciona el cuerpo ante los cambios de posición. Y como su nombre lo indica, se pone el cuerpo sobre una mesa que se inclina para elevar la parte superior. Esto simula el paso de posición horizontal a una posición de pie. Y mientras se dan estos cambios se va registrando la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
Más detalles sobre este diagnóstico
Enseñan que la presión arterial baja (hipotensión) sin síntomas o con síntomas leves rara vez requiere tratamiento. Y en casos de que cause síntomas, el tratamiento dependerá de la causa.
“Si la causa de la presión arterial baja es un medicamento, el proveedor de atención médica puede recomendar que se cambie o se deje de tomar el medicamento o que se reduzca la dosis. No cambies ni dejes de tomar el medicamento sin hablar primero con el proveedor de atención médica”, advierten.
Ahora, cuando no hay claridad de lo que causa la presión arterial baja o no existe ningún tratamiento, recomiendan buscar las formas para aumentar la presión arterial y reducir los síntomas. Por ello, teniendo en cuenta variantes y también otras situaciones particulares, explican que se puede usar más sal, tomar más agua, usar medias de compresión o fajas abdominales elásticas que las medias de compresión o tomar medicamentos indicados para la hipotensión.
Hígado graso: consejos de expertos para combatirlo
El hígado es el órgano más grande dentro del cuerpo que ayuda a digerir los alimentos, almacenar energía y eliminar las toxinas y, la enfermedad por hígado graso es una afección en la que se acumula grasa en el hígado, de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Además, el portal portugués de salud, nutrición y bienestar Tua Saúde indicó que los síntomas más clásicos de la acumulación de la grasa en el hígado son:
1. Pérdida de apetito.
2. Cansancio excesivo.
3. Dolor abdominal, especialmente en la región superior derecha.
5. Hinchazón abdominal.
6. Comezón en la piel.
7. Piel y ojos amarillos.
8. Heces blanquecinas.
No obstante, pese a que no se conoce la causa exacta, los investigadores reconocen que es más común en personas que:
- Tienen diabetes tipo 2 y prediabetes.
- Tiene obesidad.
- Son de mediana edad o mayores (aunque los niños también pueden sufrirla).
- Son hispanos, seguidos por blancos no hispanos. Es menos común en afroamericanos.
- Tienen altos niveles de lípidos (grasas) en la sangre, como colesterol y triglicéridos.
- Tienen presión arterial alta.
- Toman ciertos medicamentos, como los corticoides y algunas medicinas contra el cáncer.
- Tienen ciertos trastornos metabólicos, incluyendo síndrome metabólico.
- Tienen ciertas infecciones como la hepatitis C.
- Han estado expuestos a algunas toxinas.