El hígado graso es una acumulación de grasa en las células de este órgano, que causa procesos inflamatorios. Se presenta cuando se acumula mucha grasa en las células hepáticas.

Aunque es normal tener una pequeña cantidad de esta sustancia en las células, se considera grave cuando se llega a más del 5 % de grasa, según el magacín especializado en salud, Healthline.

Cabe resaltar que el hígado graso (no por consumo de alcohol) es la enfermedad hepática más frecuente en el mundo y la causa principal de la enfermedad crónica del hígado, que padece el 30 por ciento de la población general.

En la mayoría de los casos, la causa de la enfermedad es la obesidad y un estilo de vida poco saludable, así como inactividad física. Además, según los especialistas de la Clínica Mayo, se puede convertir en una enfermedad hepática más seria, hasta llegar al trasplante de hígado, a la cirrosis e, incluso, al cáncer.

En la mayoría de los casos, la causa de la enfermedad es la obesidad y un estilo de vida poco saludable, así como inactividad física. | Foto: Getty Images

Frutas que se deben evitar para el hígado graso

  • Las granadas son ricas en antioxidantes y son buenas para la salud en general, pero también son ricas en fructosa y ácido fólico. Estos dos compuestos pueden ser perjudiciales para el hígado graso.
  • Las uvas son ricas en fructosa, un tipo de azúcar que se puede convertir en grasa en el hígado si se consumen en exceso. Además, las uvas contienen un compuesto llamado resveratrol, que puede dañar el hígado si se consume en grandes cantidades.
El mango es una fruta muy dulce y es rico en fructosa. Además, contiene ácido fólico, que puede aumentar el riesgo de hígado graso. | Foto: Getty Images
  • El mango es una fruta muy dulce y es rico en fructosa. Además, contiene ácido fólico, que puede aumentar el riesgo de hígado graso.
  • La piña es otra fruta que es rica en fructosa y ácido fólico. También contiene una enzima llamada bromelina, que puede dañar el hígado si se consume en grandes cantidades.
  • Los higos son una fuente de fibra y vitaminas, pero también son ricos en fructosa y ácido fólico. Estos dos compuestos pueden aumentar el riesgo de hígado graso.

Frutas recomendadas para el hígado graso

Jugo de papaya y limón

La exótica papaya también tiene mucho que aportar al hígado, ya que sus enzimas (papaína y quimopapaína) y su gran cantidad de fibra favorecen el buen funcionamiento de este órgano y lo mantienen limpio.

Ingredientes:

  • ½ papaya
  • ½ limón (el zumo)
  • 200 ml de agua (puede ser agua de tamarindo)

Preparación:

  • Pelar la papaya y cortar en trozos.
  • Depositar la papaya picada en la licuadora y agregar el resto de los ingredientes.
  • Mezclar hasta lograr una preparación homogénea y sin grumos.
  • Si se desea también se puede agregar media cucharada de miel y 4 hojas de menta antes de mezclar.
La exótica papaya también tiene mucho que aportar al hígado, ya que sus enzimas (papaína y quimopapaína) y su gran cantidad de fibra favorecen el buen funcionamiento de este órgano | Foto: Libre de derechos
Naranja y limón

Los componentes de los cítricos como los polifenoles, flavonoles, carbohidratos y aminoácidos han demostrado su alta potencia contra la producción de citoquinas inflamatorias y podrían tener un efecto positivo sobre las disfunciones hepáticas.

Se recomienda:

  • Beber medio jugo de limón con un vaso de agua por las mañanas.
  • Luego, a media mañana, tomar una naranja exprimida con un vaso de agua tibia.
Jugo de melón y menta

La menta es una planta medicinal muy utilizada para tratar problemas digestivos, ya que tiene sustancias amargas que ayudan a revitalizar la salud del hígado y de la vesícula, aliviando síntomas como mareos y la hinchazón abdominal, según el portal especializado en salud, Tua Saúde.

Además, el consumo regular de jugo de melón junto a una dieta saludable favorece a la limpieza hepática y podría prevenir el hígado graso.

Ingredientes:

  • ¼ de melón.
  • 1 puñado de menta.

Preparación:

  • Añadir los ingredientes en la licuadora y batir hasta obtener una mezcla homogénea y con pequeños trozos de menta.
  • Si es necesario, añadir un poco de agua para que el jugo quede un poco más líquido.
  • Por último, beber el jugo recién preparado.