El hábito de beber café antes de dormir puede parecer contradictorio, ya que la cafeína es conocida por su potencial para interferir con el sueño. Sin embargo, investigaciones científicas han arrojado resultados sorprendentes, indicando que esta práctica, conocida como “coffee nap” o siesta del café, puede tener beneficios inesperados para el cuerpo y la mente.
Estudios realizados, como el llevado a cabo por la Universidad de Loughborough, demostraron que quienes tomaron café y luego hicieron una breve siesta de 15 minutos, cometieron menos errores en un simulador de conducción que aquellos que solo consumieron café o simplemente durmieron la siesta. Otro estudio japonés sugiere que quienes tomaron cafeína antes de sus siestas y luego realizaron pruebas de memoria, obtuvieron mejores resultados y se sintieron menos cansados.
El mecanismo detrás de los efectos positivos de la “siesta cafetera” radica en cómo la cafeína afecta el cerebro. Cuando bebemos café, la cafeína se absorbe en el torrente sanguíneo y se instala en los receptores ocupados por la adenosina, una molécula que induce la somnolencia. Al bloquear estos receptores, la cafeína nos mantiene despiertos y alerta.
El secreto para aprovechar al máximo esta práctica es la duración de la siesta. Si es corta, de aproximadamente 20 minutos, los niveles de adenosina se reducirán justo a tiempo para que la cafeína haga efecto. La cafeína tendrá menos competencia con la adenosina y se volverá aún más efectiva para proporcionar energía.
Para disfrutar de una siesta cafetera, los expertos recomiendan consumir cafeína justo antes de dormir durante unos 15 a 20 minutos. Además, es importante tener en cuenta la cantidad y el momento del día. Se sugiere consumir alrededor de 200 mg de cafeína, lo equivalente a dos tazas de café, más de seis horas antes de acostarse para evitar trastornos del sueño.
A pesar de los beneficios, es esencial recordar que el café es diurético y puede causar deshidratación y fatiga si se consume en grandes cantidades. También se ha asociado con caídas de glucosa en personas que lo consumen con azúcar o edulcorantes. Además, el moho en los granos de café y el estrés pueden contribuir a la fatiga crónica.
En comparación con otras sustancias, una taza de café tiene menos efectos negativos en el sueño que el tabaco o el alcohol. Mientras que el consumo de cafeína antes de dormir no parece afectar significativamente la calidad del sueño, el alcohol y la nicotina pueden tener un impacto más perjudicial.
Si bien la siesta del café puede tener beneficios en la vigilia y la productividad, es importante consumirlo con moderación y evitarlo si se experimenta algún efecto negativo en el sueño.
¿El café es bueno para el dolor de cabeza?
El café ha sido objeto de numerosos estudios que exploran su impacto en la salud y su potencial para aliviar ciertos dolores, especialmente los dolores de cabeza. Aunque su consumo ha sido objeto de controversia, se ha observado que el café puede ser un aliado en momentos de necesidad.
El neurocientífico Steven Miller ha investigado a fondo esta popular bebida y ha señalado que su consumo debe ser moderado, limitándose a dos tazas diarias y evitando su ingesta por la noche para evitar problemas de insomnio.
Según Odile Romero, doctora especialista en neurofisiología clínica y experta en insomnio, la mejor hora para disfrutar del café es entre las 9:30 y las 11:30 de la mañana, basándose en el ritmo natural del cuerpo y los niveles de adenosina, la molécula responsable de marcar el cambio del sueño. Beber café durante este período ayuda a bloquear los receptores de adenosina y mantenernos alerta.
Además, el café presenta una serie de beneficios para la salud. Es una fuente rica de antioxidantes y compuestos bioactivos que pueden tener efectos positivos en el organismo. Estudios han sugerido que el consumo de café está asociado con una reducción del riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, hepáticas y neurodegenerativas, como el Alzheimer y el Parkinson.