El mango es una fruta tropical tan nutritiva como deliciosa. Su sabor dulce está acompañado de todo un coctel de vitaminas, minerales y compuestos que le aportan diferentes beneficios al organismo.
Contiene vitamina C, una vitamina relacionada con la inmunidad, pero también vitamina B-6, que ayuda a conciliar mejor el sueño. La fibra de este fruto cuida la salud intestinal y previene enfermedades como el cáncer de colon.
También aporta mangiferina, un compuesto bioactivo que, según la ciencia, se relaciona con propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, anticancerígenas y antidiabéticas. Y sus carotenoides combaten la degeneración macular asociada con la edad.
Al igual que otros alimentos de color naranja, rojo y amarillo, el mango tiene carotenoides. Gracias a sus propiedades antioxidantes cuidan la salud de los ojos y del corazón, a la vez que ayudan a combatir el cáncer.
Esta dulce fruta también es rica en magnesio, un elemento que se relaciona con el buen funcionamiento del intestino, nervios y músculos, forma parte de huesos y dientes y mejora la inmunidad. Otro de sus componentes es el potasio, mineral necesario para la transmisión y generación de los impulsos nerviosos y para la actividad muscular normal.
Se calcula que una porción de tres cuartos de taza de mango contiene un 50 % de la ración diaria que el cuerpo necesita de vitamina C, 8% de la ración diaria de vitamina A, y un 8% de la ración diaria de vitamina B6.
Comerlo regularmente previene la ceguera nocturna, los errores de refracción, el ojo seco, el ablandamiento de la córnea, la picazón y ardor en los ojos. Además, el consumo regular de mango, reduce el riesgo de sufrir de degeneración muscular por criptoxantina.
También es efectivo para aliviar los poros tapados de la piel, esto significa que las personas que sufren de acné se beneficiarán con el mango. Aparte, gracias a su alto contenido de vitamina A, se produce más sebo en el cuerpo. Esto ayuda a mantener la piel visiblemente hidratada.