El tomate es un alimento rico en antioxidantes, su característico color rojo, que se debe a su alto contenido de licopeno y vitamina C. “Los antioxidantes son sustancias que pueden proteger las células contra los radicales libres, que pueden desempeñar un papel en las enfermedades cardíacas, el cáncer y otras enfermedades”, explica la Clínica Mayo.
Las sustancias mencionadas anteriormente, junto con las vitaminas A y E, son muy importantes para el cuerpo ya que protegen a las células del cuerpo del daño causado por los radicales libres.
Según la Clínica Mayo, “la vitamina A (retinol, ácido retinoico) es un nutriente importante para la visión, el crecimiento, la división celular, la reproducción y la inmunidad. También tiene propiedades antioxidantes”. Además, protege al cuerpo de los efectos de los radicales libres, que podrían influir en las enfermedades cardíacas, el cáncer y otras enfermedades.
Esta vitamina está presente en otras frutas y verduras, además del tomate, se encuentra en la espinaca, los productos lácteos y el hígado. Otras fuentes son los alimentos ricos en betacaroteno, como los vegetales de hoja, las zanahorias y el melón cantalupo.
Por su parte, la vitamina C o ácido ascórbico, “es un nutriente que el cuerpo necesita para formar vasos sanguíneos, cartílagos, músculos y colágeno en los huesos. La vitamina C también es vital para el proceso de curación del cuerpo, comenta la entidad médica.
La vitamina C también protege las células contra los efectos de los radicales libres y ayuda al organismo a absorber y almacenar el hierro. Es importante saber que el cuerpo no produce vitamina C por sí mismo, sino que se obtiene de la dieta.
Este nutriente que se encuentra presente en el tomate también está en las frutas cítricas, las papas, los pimentones, el repollo, las coles, el brócoli y las espinacas.
Ayuda a controlar el peso
El tomate tiene un bajo valor energético ya que la mayoría de su contenido de agua. Un ejemplo de esto es que un tomate mediano aporta unas 40 calorías, es por ello que su consumo regular es importante en las personas que buscan bajar de peso.
Aporta a la salud de los riñones
Durante años se ha creído que el tomate es perjudicial para las personas que tienen cálculos renales debido a su contenido en ácido oxálico, que, junto al calcio, pueden transformarse en cálculos o piedras, una condición dolorosa que puede complicarse. Sin embargo, si se consume con moderación puede ser de beneficio para la salud de los riñones.
Además, el tomate tiene efectos diuréticos gracias a su alto contenido en potasio y escaso en sodio. Esto favorece a la eliminación de los excesos de líquidos y de toxinas en el organismo. Esta propiedad del tomate es de beneficio para las personas que sufren de retención de líquidos, hipertensión, hiperuricemia, gota, cálculos renales y oliguria.
¿Cómo eliminar los cálculos renales?
Inicialmente, antes de indicar los ingredientes, es importante resaltar que todas las hierbas que se van a mencionar a continuación deben ser preparadas con agua caliente y, cuando ya esté hirviendo, hay que agregarlas para posteriormente mezclarlas un poco y dejarlas por al menos cinco minutos.
Posteriormente, se debe retirar del fuego y dejar la infusión reposar por al menos 3 minutos, para después consumirla. Teniendo en cuenta los pasos anteriores, algunas de las hierbas que pueden utilizarse para estas infusiones son:
- Diente de León: Toda su estructura (desde el tallo hasta las hojas) contribuye a disminuir la retención de líquidos y, por ende, contribuir a que el cuerpo elimine de mejor manera las toxinas.
- Perejil: Contiene muchos niveles de hierro, azufre, fósforo y calcio, por lo que sirve para estimular la eliminación de líquidos. Sin embargo, es importante resaltar que no debe ser tomada por mujeres embarazadas porque puede tener efectos abortivos.
- Ortiga verde: Gracias a sus altos contenidos de ácidos esenciales e insaturados son un buen elemento para limpiar los riñones, además que posee vitamina B.
- Cola de caballo: Tiene propiedades antiinflamatorias y depurativas, además de poseer vitaminas D y E.
Estas infusiones deben ser tomadas en ayunas y después de cada comida, es decir al menor tres veces al día, durante máximo 4 días seguidos, para después dar un periodo de descanso de 2 semanas.