En su afán por prevenir contagios con el nuevo coronavirus, algunas personas utilizan productos para las labores de limpieza o de desinfección como hipoclorito, amonios, detergentes, creolina, desinfectantes y ácido bórico.
Pero, estas sustancia, por el mal uso que se les da o por no guardarlas adecuadamente en el hogar, se han convertido en las responsables del incremento de intoxicaciones que se han presentado a lo largo y ancho de nuestro país, de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud, INS.
Los departamentos y la ciudad con mayor registro de casos por esta situación son Guainía (6,7%), Amazonas (2,5%), Barranquilla (2,7%), Atlántico (2,6%), Nariño (2,9%), Vaupés (2,2%), Sucre (2,9%), Risaralda (2,6%), Norte de Santander (2,3%) y Putumayo (2,4%). Según el INS, el número de intoxicaciones por estas sustancias se relaciona con los departamentos con mayor número de casos de infectados por covid-19.
Jorge Quiñónez, toxicólogo de la Secretaría de Salud de Cali, explica que estas intoxicaciones se presentan “porque es muy frecuente que la gente guarde la sustancia en un vaso y las personas piensen que es agua y se la tomen”.
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También, pueden darse accidentes cuando se mezclan productos que generan gases, o la exposición a algunas sustancias en lugares cerrados durante varias horas.
Por ejemplo, la mezcla del hipoclorito de sodio (cloro) y el amoníaco se disuelve con facilidad e irrita inmediatamente la boca, la nariz y la garganta.
“Los casos de accidentes con productos de aseo pueden presentarse por mal almacenamiento, sobre todo donde hay niños, que por curiosidad pueden probar”, comenta Pilar Acosta, médica especialista en toxicología clínica de la Subred Centro Oriente de Bogotá.
El año pasado se reportaron, entre enero y julio, en la línea de atención del Centro de Información de Seguridad sobre Productos Químicos, Cisproquim, 596 casos de intoxicación por hipoclorito, detergentes, desinfectantes, entre otros.
En este primer semestre del año los casos aumentaron un 11.5%, lo que equivale a 665. La mayoría fueron por descuido de las personas (aumentó un 14,76 %: de 386 se pasó a 443 casos), por intento de suicidio (se redujo un 10%: de 136 disminuyó a 122) y por mal uso pasó de 29 a 52 casos (el aumento fue del 79,3%).
El grupo poblacional más afectado por las sustancias de desinfección y aseo, fueron los niños entre los 3 a 6 años de edad, con un 43.21 %. Le siguen los niños de 12 años en adelante con un 36.3%. Y a diferencia del año anterior, las intoxicaciones en adultos mayores aumentaron un 54 %.
Por ello, la toxicóloga Acosta aconseja “primero, no guardar estas sustancias en envases o en botellas donde se hayan almacenado gaseosas, jugos u otro líquido de consumo. Segundo, que no se dejen al alcance de los niños, porque son una población altamente expuesta. Por lo que se debe procurar dejar la sustancia en un lugar cerrado. Y tercero, tener las medidas de precaución al hacer uso de estas sustancias, como el empleo de guantes o tapabocas”.
Por otra parte, el Instituto Nacional de Medicina Legal asegura que en el primer semestre del año se han presentado 26 muertes por consumo de metanol, de los cuales, 24 fueron en Bogotá (entre mayo y junio).
El metanol es un líquido incoloro, volátil y tóxico para el consumo humano, que se usa comúnmente en la elaboración de combustibles de vehículos o barcos, y en disolventes para facilitar la producción de tintes, colorantes o productos farmacéuticos.
El doctor Jorge Quiñónez afirma que gracias a que el metanol es un líquido fácil y económico de conseguir, ya que se obtiene a través de la destilación de madera, se utiliza muchas veces para la adulteración del licor.
Además, Acosta explica que los casos de intoxicaciones por metanol “se dan usualmente como intento suicida, pero en esta época de cuarentena se han presentado porque consumidores frecuentes de licor, que suelen consumir alcohol antiséptico mezclado con Frutiño, por ejemplo, han visto disminuida la venta del alcohol antiséptico por desabastecimiento secundario a la pandemia, entonces toman lo que consigan y algunas veces consiguen es alcohol industrial (metanol)”. Sin embargo, las intoxicaciones con metanol no solo se pueden dar por su ingesta, ya que puede ser absorbido por la piel y la vía respiratoria.
De acuerdo con el INS, la evolución del cuadro clínico de la intoxicación por metanol se caracteriza en dos períodos: el de latencia, que se presenta durante 8 a 24 horas en el que el paciente presenta cefalea pulsátil, dolor abdominal, náuseas, vómito, incoordinación motora y depresión leve del sistema nervioso central.
El segundo periodo de acidosis metabólica es cuando los pacientes entre las 12 a 30 horas presentan gran variedad de síntomas, entre los cuales se destacan cefalea, náuseas, vómito, dolor abdominal tipo cólico, mialgias (dolores musculares) y diarrea en menor proporción. Además, pueden presentar dificultad respiratoria con taquipnea (respiración rápida), bradicardia (descenso de la contracción cardiaca a 60 latidos por minuto), hipotensión (baja presión arterial), alteraciones del sistema nervioso como paresias (parálisis parcial o debilitamiento de la contractilidad de la musculatura) y convulsiones con mal pronóstico si estas se presentan. Y en caso de que el afectado no realice el debido tratamiento, puede llegar a presentar ceguera, colapso circulatorio, convulsiones, coma y la muerte.
Por lo cual, lo más oportuno, recomienda la médica toxicóloga Pilar Acosta, es “trasladar al paciente a un centro médico lo antes posible, porque como algunos productos son corrosivos, las medidas como provocar vómito (muchas personas lo intentan en los casos de ingestión de alcohol metílico) pueden empeorar las quemaduras”.
¿Atmósfera inflamable?
Desde hace unos días circula un video en redes sociales, en el cual se informa que dejar el envase de un gel antibacterial dentro de un auto puede poner en riesgo la vida de las personas, debido a que si se expone a altas temperaturas se podría generar una atmósfera inflamable.
Carlos Alberto Hernández, de la Estación Oriental de Bomberos Voluntarios de Cali, confirmó a El País que esto sí puede llegar a suceder, pero tendría que haber unas condiciones muy específicas para que los rayos del sol se concentren en un efecto lupa y derritan el plástico y después enciendan el gas que tiene el antibacterial.
Precisa que deben existir “condiciones como el ángulo del sol con respecto al vidrio, también la altura o posición del frasco dentro del vehículo, el tipo de recipiente que contenga el gel y muchas variables más”.
Por lo que recomienda guardar el gel antibacterial “en un lugar donde no reciba los rayos directos del sol como la guantera o en los espacios interiores como la cartera de la puerta del carro. O mejor aún, mantenerlo con uno dentro del maletín, el bolso, etc”.