La caída del pelo es una de las afectaciones que puede sufrir cualquier persona y que, afecta directamente a su percepción estética, además de evidenciar una mala salud, puesto que frecuentemente se relaciona con el padecimiento de alguna enfermedad.

Aunque son varios los factores para sufrir de la caída del pelo, por ejemplo, un estudio publicado en Dermatology Practical & Conceptual explica que la deficiencia de algunos nutrientes puede conducir a daños en la estructura del cabello y a problemas de caída excesiva.

La caspa y la caída del cabello son problemas que afectan tanto a hombres como a mujeres. | Foto: Libre de derechos

Según otro estudio publicado por The National Institute of Health, Estados Unidos, la caída del cabello, pestañas y cejas puede deberse a la carencia de ciertas vitaminas que estimulan su crecimiento. Una de estas es la biotina, conocida también como vitamina H (o vitamina B7 y vitamina B8).

Sin embargo, algunas problemas más complicados de salud pueden provocar este tipo de afección en el cuero cabelludo, según el portal especializado de Instituto Médico Dermatológico, la alopecia, el lupus, caspa, la diabetes, la anemia, el VIH y sífilis, además del posparto, son algunas de las enfermedades o situaciones que provocan la caída del pelo.

“Cualquier enfermedad que esté acompañada por fiebre, cansancio o estrés puede originar daño en el cabello. Si son inmunitarias, atacan las células sanas del cuerpo por error y afectan a muchas partes del organismo, lo que incluye el pelo”, explicó además el portal especializado, indicando las situaciones generales en la que se puede llegar a sufrir de caída del pelo.

El cabello puede perder la fuerza y vitalidad por otros motivos, como el lavado excesivo o el uso de tratamientos fuertes, como los rizadores calientes y las planchas para el cabello, pues estos aparatos lo deshidratan y adelgazan.

La alopecia puede llegar a desarrollarse en hombres o mujeres. | Foto: Olga Yastremska, New Africa, Africa Studio

¿Cuándo usas gorra se te cae el pelo?

Otro argumento común es que el uso de gorras impide la oxigenación del cuero cabelludo, lo que resulta en un adelgazamiento y debilitamiento del cabello. Sin embargo, cabe aclarar que el cuero cabelludo se oxigena principalmente a través de la irrigación sanguínea en lugar del aire. Por lo tanto, la creencia de que el cabello cae debido a la asfixia folicular es infundada.

A pesar de los posibles efectos negativos, el uso de gorras también puede brindar beneficios. Estos accesorios están diseñados para bloquear los rayos del sol, lo que resulta fundamental para proteger el cabello de la dañina radiación ultravioleta, que puede causar resequedad, quemaduras y pérdida de brillo en el pelo.

La exposición frecuente a los rayos UV es uno de los factores que debilita los folículos pilosos y puede contribuir a la calvicie.

Sin embargo, a pesar de los beneficios, el uso inadecuado y excesivo de gorras puede tener efectos perjudiciales para el cabello y el cuero cabelludo. El uso prolongado y ajustado de estos accesorios puede generar presión y aumentar la sudoración en la zona, lo que puede resultar incómodo y propiciar la aparición de hongos en la piel de la cabeza.

se debe lavar regularmente las gorras para evitar que acumulen suciedad y grasas que puedan afectar negativamente la salud del cabello y el cuero cabelludo. | Foto: Getty Images

Además, el contacto prolongado con la gorra también puede incrementar la producción de grasa en el cuero cabelludo, acumulando suciedad y resecando las puntas del cabello, lo que afecta negativamente el crecimiento saludable del pelo.

Para evitar el daño al cabello causado por el uso de gorras, se pueden seguir algunas recomendaciones prácticas.

Es importante evitar utilizar la gorra de forma prolongada y ajustarla adecuadamente para evitar molestias y marcas en el cabello y la piel. Además, no es aconsejable utilizar la gorra con el cabello mojado, ya que esto puede favorecer la acumulación de humedad y la aparición de hongos.

Asimismo, se debe lavar regularmente las gorras para evitar que acumulen suciedad y grasas que puedan afectar negativamente la salud del cabello y el cuero cabelludo.