Muchas veces puede pasar que nos despertamos pero sentimos que no descansamos, y de pornto, con algunos síntomas a los que no les prestamos mucha atención, como: garganta reseca o tener la punta de los dedos dormida. Esto, puede significar la primer alarma de alguna dolencia que no conocemos.
Aunque también se puede tratar de malos hábitos al dormir, como una mala postura o dormir mal, puede generar que ciertas sensaciones en el cuerpo se vuelvan bastantes recurrentes, sin embargo, es importante recalcar que si estos síntomas se desaparecen a lo largo del día, es probable que se puedan relacionar con alguna enfermedad.
Pero, si los dolores se presentan con mayor frecuencia e intensidad, y además cambian constantemente de localización o hay otras alteraciones, se bebe consultar a profesionales que puedan manejar el caso. A continuación se presentan las alertas más comunes:
Manos dormidas
Si al despertar en la mañana nota un hormigueo en las manos o en las extremidades, como si estuvieran dormidas, se puede tratar de parestesia, y el origen puede ser neurológico, es decir que un nervio ha quedado comprimido en su trayecto desde la médula espinal a la altura de las cervicales hasta la propia mano.
Esta situación se puede deber a una mala postura, pero se considera algo extraño si se produce noche tras noche. En el caso de la mano, la causa más común es la presión del nervio mediano a la altura de la muñeca, el llamado síndrome del túnel carpiano. La presión se produce con más frecuencia por la noche, ya que al estar tumbados, más líquido se desplaza hacia los brazos. Se retiene el líquido que, al entrar en el túnel, donde hay poco espacio, presiona el nervio.
Cosquilleo en las piernas
El adormecimiento en las piernas es mucho menos frecuente y se puede deber a la presión del nervio ciático en la salida de las raíces nerviosas en la columna vertebral. Si el adormecimiento cursa con dolor o se mantiene en el tiempo, puede ser señal de enfermedades como hernia de disco o ciática.
Garganta seca
Si lo que tiene es la garganta seca cuando se levante, la explicación pude ser sencilla: al no hidratarnos, la faringe se irrita y el moco se espesa. Al tragar menos este moco no se aclara como durante el día. Además, puede ser un efecto del reflujo faringolaringeo, lo que aumenta la producción de moco y favorece la irritación. Las calefacciones en invierno también puede ser un motivo.
Voz ronca
Si la voz al despertarte suena a ultratumba, no te preocupes porque es normal: se puede deber a las secreciones acumuladas durante la noche, a tener la laringe más seca e irritada. Si además hemos dormido con la boca abierta o roncamos, esta sequedad e irritación aumentan de manera importante.
Sudoración excesiva
Si nos levantamos con la ropa mojada por el sudor o con más calor de lo normal o las sábanas están empapadas puede ser que tus sábanas sean de material sintético y que no transpire, o que la habitación esté a una temperatura demasiada elevada. Puede que hayas sufrido fiebre. El reflujo puede ser otra causa, aunque también es un síntoma de la menopausia o de la apnea del sueño.
Recién levantados pero cansados
Si al despertar estamos cansados puede ser porque no hayamos descansado las horas suficientes o porque nuestro sueño se haya fragmentado por algún trastorno del sueño. Se necesita en torno al 40% de sueño de reparador para poder rendir al día siguiente. Los niños deben dormir entre 9 y 11 horas, lo adultos entre 7 y 9 y las personas mayores entre 7 y 8.