La ‘Air fryer’ o freidora de aire es uno de los electrodomésticos más populares de los últimos años por su novedosa tecnología, la cual permite cocinar los alimentos de forma saludable sin recurrir al uso del aceite.
En el mercado, este aparato eléctrico se vende en grandes cantidades por su capacidad de cocinar una gran variedad de comidas como papas fritas, lasañas e incluso, pollo asado.
De hecho, algunas personas la consideran un elemento indispensable en la cocina, lo que también ha permitido que cambien las tendencias culinarias en el interior de los hogares.
Normalmente, la freidora de aire actúa como un pequeño horno de convección. Su funcionamiento es sencillo e intuitivo, pues cuenta con un termostato para regular la temperatura y un minutero para establecer los tiempos cocción. Además, en su mayoría, disponen de una señal sonora de fin de programa y parada automática para mayor comodidad y seguridad.
De acuerdo con la marca Philips, en el interior del electrodoméstico, el aire caliente circula a una velocidad de 70 km/h en la cesta de la freidora que luego distribuye el calor de manera uniforme en el aparato.
Sin embargo, pese a tener cautivados a los amantes de la cocina rápida y sencilla, la Organización de Consumidores y Usuarios dio a conocer en los últimos meses preocupantes declaraciones sobre las afectaciones que el uso de este electrodoméstico podría generarle a la salud.
Reacción química peligrosa
De acuerdo con lo establecido por la organización, el uso de la freidora de aire podría suponer el riesgo de que se hay un gran riesgo de que se desarrollen compuestos peligrosos como la acrilamida, una sustancia química con la que se produce papel, tintes y plásticos.
Según lo explicó la organización Food Facts For Healthy Choices, la acrilamida se forma como resultado de una reacción química entre un componente básico de las proteínas (aminoácido) y un azúcar simple como la glucosa o la fructosa.
Dicha reacción solo es posible con el calor, lo cual facilita la producción de la “caramelización” del alimento y la formación de una de compuestos de aroma y sabor propios de los alimentos cocinados. Uno de los ejemplos más típicos de la reacción de Maillard es el aspecto dorado que adquiere el pan blanco al tostarlo.
Esta reacción, considerada una de las más complicadas en el marco de los alimentos, todavía sigue en fase de estudio, pues se desconoce el proceso de formación de la acrilamida por sí solo.
Sin embargo, los científicos han podido establecer que su formación puede depender del tipo de alimento, la temperatura y el tiempo de cocción. A grandes rasgos, el nivel de acrilamida de los alimentos que contienen almidón, como el pan o las patatas, aumenta cuando se cocinan a temperaturas altas y durante un periodo prologado de tiempo.
Daños a la salud
De acuerdo con el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos, “los aldehídos, las aminas heterocíclicas y los hidrocarburos aromáticos policíclicos son otros productos químicos potencialmente peligrosos que se forman con la cocción a altas temperaturas y pueden estar asociados con un mayor riesgo de cáncer”.
Por eso, hay que tener muy en cuenta la temperatura y duración con la que se cocinan los alimentos.
Vale la pena destacar que un estudio publicado en la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos reveló que la freidora de aire reduce la aparición de acrilamida hasta en un 90 %, en comparación con la fritura tradicional. Sin embargo, este método de cocción no garantiza la desaparición del riesgo.
Los alimentos que pueden contener acrilamida son las papas fritas, las galletas, el pan y los cereales, según lo indicó el Instituto.
Por esa razón, la recomendación de los expertos es que prepare estos alimentos a menos de 120 grados centígrados.