El trastorno paranoide de la personalidad, según el manual MSD, que es una referencia importante en el diagnóstico de los trastornos mentales, se caracteriza por una desconfianza y sospecha generalizada hacia los demás. Los pacientes tienden a interpretar las intenciones de otras personas como maliciosas, creyendo que intentan engañarlos o hacerles daño, incluso cuando no hay evidencia razonable que lo respalde.

Aunque sus causas son desconocidas, se ha identificado que ciertos factores aumentan el riesgo de desarrollar este trastorno, especialmente el género masculino y haber experimentado abusos emocionales, físicos o sexuales durante la infancia.

Este trastorno afecta la personalidad de la persona que lo sufre.

¿Cuáles son sus síntomas y cómo se diagnostica?

El trastorno paranoide de la personalidad no causa síntomas fisiológicos observables; en cambio, sus signos están relacionados más con las ideas expresadas por el paciente o sus comportamientos.

Por ejemplo, es común que expresen haber sido heridos profundamente por otros, sin posibilidad de perdón, lo que los lleva a juzgar constantemente las palabras y acciones de quienes los rodean. Incluso, pueden reaccionar con contraataques o enojo cuando perciben cualquier ofensa o agresión.

También pueden manifestar desconfianza excesiva o celos hacia su pareja, amigos o familiares, cuestionando constantemente sus acciones. Cuando los demás responden negativamente a sus comportamientos, lo interpretan como una confirmación de sus sospechas.

El diagnóstico clínico de este trastorno se establece cuando el paciente presenta desconfianza persistente y sospechas hacia los demás, manifestadas a través de cuatro o más de las siguientes conductas desde la adultez temprana:

  • Sospecha injustificada de que otros lo utilizan, decepcionan o dañan.
  • Preocupación por dudas injustificadas sobre la fiabilidad de amigos o compañeros de trabajo.
  • Reticencia a confiar en los demás, pensando que la información revelada podría ser utilizada en su contra.
  • Malinterpretación de afirmaciones o eventos inocentes, percibiéndolos como hostiles o amenazantes.
  • Resentimiento por insultos o heridas.
  • Facilidad para sentirse atacado y reaccionar con ira.
  • Sospechas continuas e infundadas sobre la infidelidad de la pareja.
La desconfianza es uno de los principales síntomas de este trastorno. | Foto: Getty Images

Además, es necesario descartar otros trastornos con síntomas similares pero con características distintivas, como el trastorno límite de la personalidad (TLP), trastorno de personalidad esquizoide, trastorno de personalidad esquizotípico, trastorno de personalidad narcisista, trastorno de personalidad antisocial, trastorno de personalidad por evitación, trastorno delirante, esquizofrenia y trastornos depresivos o bipolares con rasgos psicóticos (trastorno esquizoafectivo).

Tratamiento

Las características de este trastorno a menudo dificultan la adherencia del paciente a cualquier tratamiento, pero en general, la estrategia puede incluir terapia cognitivo-conductual junto con medicación (antidepresivos, antipsicóticos) según los síntomas específicos. En algunos casos, un enfoque que ha tenido buenos resultados es que el terapeuta valide en cierta medida las sospechas del paciente, lo que puede favorecer una “alianza” con el paciente y mejorar la adherencia al tratamiento.

Alimentos para cuidar enfermedades del cerebro

La Dra. Uma Naidoo, psiquiatra nutricional y profesora de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard en Estados Unidos, comparte su conocimiento sobre los alimentos que benefician el cerebro:

Chocolate negro: El chocolate negro es una excelente fuente de hierro, que contribuye a la formación de la mielina, la cubierta protectora de las neuronas, y ayuda a regular la síntesis de neurotransmisores que influyen en el estado de ánimo.

Aguacates: Los aguacates contienen cantidades relativamente altas de magnesio, un mineral esencial para el funcionamiento cerebral. Se ha relacionado la deficiencia de magnesio con la depresión en algunos estudios.

Nueces: Los ácidos grasos omega-3 presentes en las nueces tienen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes que ofrecen numerosos beneficios para mejorar la memoria y el pensamiento. Además, aportan grasas y aceites saludables necesarios para el óptimo funcionamiento cerebral, junto con vitaminas y minerales esenciales.

Existen miles de estudios que confirman los beneficios nutricionales y para la salud del consumo de almendras. | Foto: Getty Images

Alimentos fermentados: Los alimentos fermentados, como el yogur natural, son ricos en bacterias vivas que pueden mejorar la salud intestinal, reducir la ansiedad y brindar ventajas para el cerebro. Estos alimentos se elaboran mediante la combinación de leche, verduras u otros ingredientes crudos con microorganismos como levaduras y bacterias.

Cúrcuma y azafrán: La cúrcuma contiene curcumina, un compuesto activo que puede reducir la ansiedad al influir en la química cerebral y proteger el hipocampo. Por otro lado, el azafrán también es recomendado por la especialista, ya que se ha demostrado que tiene efectos positivos en el trastorno depresivo mayor.

Verduras de hoja verde Las verduras de hoja verde son una fuente rica en vitamina E, carotenoides y flavonoides, nutrientes que protegen contra la demencia y el deterioro cognitivo. Además, son una excelente fuente de folato, una forma natural de vitamina B9 importante en la formación de glóbulos rojos. Estos beneficios respaldan la salud del cerebro.