Este lunes se conmemora el Día Mundial del Trasplante, un procedimiento quirúrgico que mejora la calidad de vida del paciente, pues le permite eliminar su dependencia a un tratamiento y/o medicación. Sin embargo, muchos pacientes desconocen esta alternativa y no acceden a ella.
El trasplante es una opción para los pacientes con falla renal que requieren de diálisis para poder vivir. En Colombia, se han diagnosticado cerca de 850.000 personas con enfermedad renal crónica en cualquiera de sus estados; sin embargo, según el último informe del Instituto Nacional de Salud, en 2022 se realizaron cerca de 800 trasplantes de órganos y existen más de 3000 personas en lista de espera para un trasplante renal.
“El trasplante renal es la mejor opción para mejorar la calidad de vida del paciente, pues no solo le permite abandonar el tratamiento de diálisis, sino reincorporarse a la vida; estos pacientes logran trabajar, estudiar y desempeñar cualquier actividad sin ningún tipo de limitante”, explica la doctora Carolina Guarín, jefe de Cuidado Crítico y Trasplante Renal de la Clínica del Country.
Frente a este panorama, la doctora Guarín recomienda que al iniciar el tratamiento de diálisis, el paciente analice la opción de incluirse en lista de espera como receptor de trasplante -que puede tardar entre 5 a 10 años- o buscar un donante vivo en su círculo familiar (de primer grado), para lo cual es posible recibir asesoría en la institución mencionada.
En la actualidad, los pacientes con enfermedad renal pueden beneficiarse de un trasplante renal, antes de una diálisis. Este procedimiento se conoce como trasplante de riñón preventivo y evita el deterioro de su salud emocional.
Calidad de vida después de un trasplante
De acuerdo a un estudio reciente de la Clínica del Country que analiza el nivel de satisfacción de personas trasplantadas de riñón, fue posible evidenciar que la calidad de vida de los pacientes aumenta inmediatamente después del trasplante, en comparación con la diálisis.
La diálisis es un procedimiento que se realiza a los pacientes con insuficiencia renal -cuando el riñón solo funciona entre un 10 % y un
15 % de su capacidad- y debe realizarse por el resto de la vida.
Si bien se trata de una alternativa terapéutica que permite vivir, de acuerdo con la Asociación Americana de Psicología, los pacientes que están en tratamiento con diálisis pueden sufrir de estrés o preocupación frecuente, desesperanza, desórdenes de sueño, irritabilidad frecuente y aislamiento, entre otros problemas emocionales.
Es por eso que los pacientes que reciben un trasplante de riñón experimentan una mejoría radical en su estado emocional. De acuerdo con el estudio de la Clínica del Country, para el 5 3% de los encuestados, su estado de salud luego del trasplante es excelente; muy bueno para el 28 %; y bueno para el 16 %; asimismo, el 60 % asegura que ya no sufre problemas físicos que afecten sus actividades sociales habituales con la familia, amigos u otras personas.
En comparación con la diálisis, el trasplante de riñón se asocia a un menor riesgo de muerte y menos restricciones en la dieta. Según el informe de la Clínica del Country, el 55 % de los pacientes calificaron excelente su estado de ánimo después del trasplante, mientras que el 30 % lo calificaron como muy bueno. En cuanto al nivel de satisfacción y cumplimiento de logros esperados con el trasplante, los resultados fueron: excelente 78 %, bueno 20 %, y muy bueno
1.6 %.
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“Estos resultados nos reafirman el impacto que tiene el trasplante en la calidad de vida; un trasplante exitoso le permitirá al paciente vivir casi igual a como lo hacía antes de la enfermedad renal”, agrega la doctora Guarín.
Adicionalmente, asegura que no existen contraindicaciones asociadas al donante, en cambio, esta decisión le ayudará al receptor a vivir más y mejor.