Para algunos expertos, la pregunta correcta no es si las personas pueden vivir con o sin sexo, sino el por qué toman la iniciativa de tener una vida sexualmente inactiva.
“El sexo hace parte de nosotros y es una necesidad emocional y fisiológica, por lo que si alguien decide cohibirlo es porque está comunicando alguna frustración, alguna dificultad o algún miedo y deberían buscar terapia”, opina la sexóloga brasileña Flabia DoSantos, para quien es incomprensible que alguien decida alejarse del sexo.
Para el psicólogo Carlos Alberto Segura, quien es especialista en psicología clínica, decir que todos los que deciden tener una vida sexual inactiva deben ir a terapia es exagerado.
En palabras de Diana Pardo, psicóloga especialista en Terapia de Pareja y Terapia Sexual, “la importancia del sexo en la vida de una persona es algo subjetivo y su importancia es una creencia instalada en la cabeza”.
Además no todos los casos nacen desde lo psicológico. La falta de deseo sexual también puede presentarse por factores biológicos.
“Hay quienes tienen los niveles de testosterona muy bajos y para ellos el sexo poco frecuente, escaso o nulo es suficiente”, explica Frauky Jiménez, psicóloga clínica especialista en terapia sexual y de pareja.
Estos casos se presentan con normalidad en gente de edad avanzada, que se encuentran en la menopausia o la andropausia.
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Pero también hay casos de jóvenes con bajo deseo sexual, que pueden llegar a ser catalogados como asexuales, personas sin interés sexual, pero que pueden sentir una atracción romántica o intelectual hacia otros.
Por desgracia las relaciones de pareja con personas de estas características presentan conflictos que normalmente conllevan a la ruptura, si el otro tiene un deseo sexual alto.
Esto ocurre porque dentro de las relaciones el sexo toma un matiz diferente y se convierte en un espacio de intimidad, que lo diferencia ante cualquier otro tipo de relación.
Si embargo, existen parejas que eventualmente toman la decisión de vivir sin sexualidad.
“Cuando la edad ya no lo solicita y la pareja convive muy bien sin la necesidad del sexo. Cuando empiezan a aparecer demasiados problemas entre ellos, por lo que deciden no volver a acostarse juntos e igualmente cuando alguno de los dos está enfermo y hay impotencia o frigidez, lo que genera que la persona sienta el acto sexual como un acoso”, dice el doctor Segura.
El cansancio, la fatiga y el estrés también pueden conllevar a la falta de deseo sexual, como lo explica la doctora Jiménez.
“La depresión es uno de los factores que más disminuyen el deseo sexual, porque en la depresión todo es negativo y no se siente placer y el cerebro erótico se apaga”, asegura.
Jiménez también comenta que usualmente las mujeres, cuando se enfrentan a una disminución de sexo en la relación pierden el deseo sexual y se enfoque en otras actividades.
Mientras tanto los hombres pierden interés sexual en su pareja, pero no el deseo sexual, que usualmente entran a satisfacer con alguien más.
La importancia de autocomplacerse
“Cuando hablamos de actividad sexual hay que incluir la masturbación. Hay quienes no tienen una vida sexual activa con otro u otra, pero si tienen una vida sexual activa desde la autosatisfacción, con juguetes, cremas y videos y de esta forma mantienen una vida sexual”, comenta Ezequiel López Peralta, sexólogo argentino.
Pero la autosatisfacción también juega un papel importante en la relación de pareja, ya que permite una mejor experiencia sexual con el otro, que haya un constante deseo sexual e impide que el sexo sea desabrido.
¿Qué pasa cuando no tienes suficiente sexo?
Segunda semana
La falta de sexo puede acarrear un aumento en los niveles de ansiedad de las personas y reacciones negativas frente a situaciones estresantes que se presenten en el día a día.
En comparación, las personas que tienen relaciones sexuales mínimo una vez cada dos semanas se encuentran mejor emocionalmente.
Según un estudio escoces, esto sucede porque al realizar el acto el cerebro libera endorfinas y oxitocina que ayudan a que el cuerpo se relaje y la persona se sienta más a gusto con sigo.
Tres semanas después
Te vuelves más susceptible a sufrir resfriados y gripes.
Aunque es cierto que la falta de sexo representa una menor exposición a bacterias y gérmenes ajenos, esto también genera que el sistema inmunológico se vuelva menos resistente y las enfermedades entren con mayor facilidad.
Según una investigación elaborada en la Universidad de Pensilvania, las personas que practican sexo una o dos veces por semana presentan un aumento del 30% en los niveles de inmunoglobina.
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Meses
La relación con la pareja se deteriora, en especial si anteriormente existía una vida sexual muy activa.
La vida íntima y específicamente el grado de seguridad y satisfacción dentro de la relación se ven afectados y disminuyen los niveles de oxitocina y otras hormonas relacionadas con los sentimientos de unión y felicidad.
La falta de sexo significa un golpe al autoestima y genera un sentimiento de culpa por no poder satisfacer al otro.
Años más tarde
La falta de sexo puede traer a futuro problemas de salud más graves que un simple resfriado.
Para los hombres aumenta la posibilidad de sufrir una disfunción eréctil, ya que el genital masculino es un músculo que como cualquier otro debe ser ejercitado.
También aumenta el riesgo de sufrir de cáncer de prostata, ya que el eyacular les permite liberar sustancias potencialmente dañinas. Una vida sexual activa reduce el peligro en un 20 %, según una investigación publicada en The American Urological Association.