Uno de los grandes desafíos actuales de las parejas es querer encajar en estructuras de otras, según la coach en sexualidad somática Zarahy Román, pero las relaciones humanas cambian con el tiempo y con las situaciones y urge transformarse o reinventar la relación.
“Antes vivíamos en espacios diferentes y con el desarrollo de la civilización esto ha cambiado y por ende, las estructuras de relacionamiento y más de la pareja”, dice la directora en certificación de Terapias Tántricas Latinoamérica.

Precisamente, uno de los grandes desafíos de la pospandemia es que cada pareja encuentre su propia estructura, que no se compare con las tradicionales, “ya nos movemos a nivel mental, emocional, financiero, social, ecológico, de forma distinta, hay que romper con estas estructuras tradicionales, darnos cuenta de que las relaciones y cada actor de la pareja evolucionan”.

Asegura que existen muchos miedos en las relaciones respecto a la fidelidad, a la exclusividad, a la lealtad, a la honestidad, a la verdad. “Es necesario que reconozcamos que no somos infalibles y que a través de fallos y reestructurándonos, seamos capaces de vulnerabilizarnos ante nosotros y ante nuestra pareja, reconocer nuestro cuerpo, ser independientes en la autogestión del placer, entender que el amor y las expresiones de amor son multidireccionales, que cada momento de la pareja es de construcción propia y colectiva, esto hace que esta relación sea más real”.

Esto significa que cada pareja puede tener ciertas reglas de juego y si de todas maneras decide seguir las estructuras tradicionales, debe darse cuenta de que esa no es la única forma de ser feliz ni de evolucionar como pareja y como familia.

Temores infundados

Otro de los miedos más comunes a vencer es el temor a la desnudez. “Aún hay mucha pena entre las parejas o entre los seres humanos de mostrar el cuerpo y esto se da por la cantidad de estereotipos que hay, debido a todo un boom de imágenes perfectas en los medios, en la publicidad, una cosificación de la imagen corporal perfecta que ha hecho que creamos que solo esos cuerpos tienen legalizado el placer, la sexualidad, la atracción; que solo ellos tienen derecho a ser amados, a ser aceptados, a ser valiosos para una relación y para la sociedad”, anota Zarahy.

Esas personas, que creen que no encajan en esas estructuras, deben enfocarse en un proceso de aceptación profunda, que implica entender que todos somos diversos, y generar buenos hábitos alimenticios, de cuidado del cuerpo, de la salud y la mente.

Autoconocimiento del cuerpo

Existe mucho miedo a la autogestión del placer y esto tiene mucho que ver con la idea religiosa que se implantó hace siglos respecto a que solamente Dios aceptaba las relaciones sexuales cuando había procreación, así que cualquier conexión con el cuerpo que no tuviera esa función pues era castigada.

Aunque, curiosamente, en las sociedades paganas, algunas civilizaciones, antes del patriarcado, la masturbación hacía parte normal de la vida, incluso había rituales que la involucraban para fertilizar la tierra. En muchas historias griegas hay un dios que le enseña a su hijo a autoestimularse cuando se da cuenta que está sufriendo porque una novia lo dejó. Para no ir más lejos, hoy en día los sexólogos recomiendan la autogestión del placer como una herramienta de autoconocimiento, de independencia emocional y mental.

En febrero del 2022 Zarahy iniciará curso virtual de fundamentos sobre sexualidad somática. El próximo año habrá retiro de pareja tántrica en Santa Marta.

Pero, además, explica Zarahy, “el cuerpo está hecho para autorregularse en muchos aspectos a través de esa conexión con nuestro placer. Este ejercicio ayuda a la persona a tener claro lo que le gusta, a conocer su mapa erógeno, a saber comunicar qué prefiere y poner límites, lo cual es súper importante en la construcción del ser, la aceptación, el amor propio, desarrollar habilidades comunicativas e independencia emocional, que van a aportar mucho en la relación”.
Ella considera que la pandemia y el confinamiento mostraron los miedos y problemas de pareja que estaban allí, pero no se habían puesto sobre la mesa, asegura Zarahy. “Al no tener que ir a trabajar y estar en mucho más contacto en casa, afloró lo que realmente pasaba y esto hizo que muchas personas buscaran otros mecanismos y determinaran, apresuradamente, no continuar con sus relaciones”.

Evolucionar y crecer

Aunque esa no debería ser la solución, a juicio de la experta, “las relaciones son un espacio para darnos cuenta de nuestra evolución y crecimiento. La pandemia lo que hizo fue ponernos al descubierto situaciones que no veíamos y nos mostró que solamente nosotros somos responsables de cómo estas nos afectan a nosotros y a nuestra pareja, y encontrar soluciones”.

Entonces no se trata de dar por terminada la relación porque “no nos entendimos en pandemia”, sino de ir construyendo una comunicación y espacios donde cada uno se escuche, tome acción para la transformación. “Toda situación se va a reflejar en la sexualidad, en el placer, y la solución tendrá que ver con la responsabilidad y el compromiso que cada actor de la pareja asuma para apostarle a la relación”.

Responsabilizarse del placer

Para dejar atrás todos esos problemas, se debe empezar por reconocer que se tiene algo por mejorar y aceptar que parte del cambio es la responsabilidad de cada uno. Es necesario buscar apoyo para lograrlo. “Cuando tenemos estos desafíos en la sexualidad es porque repetimos patrones, entonces hay que tomar acciones para que la situación mejore y generar un espacio de comunicación clara, sin penas, ni miedos”.

Es muy importante además saber que “cada uno es el único responsable de su placer, que los orgasmos no están fuera, que el placer no está fuera, que nuestro amor propio y valía en la sexualidad no puede depender 100% de lo que el otro sienta. A esa independencia le tenemos mucho miedo, pero cuando nos damos cuenta de que el placer es como la respiración, que nadie puede hacerlo por ti, te vuelves responsable y así te vas va a relacionar con el otro, compartiendo esa capacidad que tengas de sentir”, advierte la coach.

Si no se trabaja en miedos, temores o culpas, estos pueden derivar en problemas de salud como: dolor en las relaciones sexuales, eyaculación precoz, disfunción eréctil, vaginismo, desconexión, insensibilidad, repetición de patrones tóxicos o conflictivos, la no aceptación del cuerpo, la incapacidad de comunicar, de poner límites; incluso la adicción a la televisión, al trabajo, al porno, a las pastillas, se dan por una desconexión en su vida sexual.

Consejos tántricos

Uno de los elementos que impide que la pareja disfrute de su sexualidad son las distracciones. “Si estamos en intimidad pensando si el otro me quiere o no, no se está en el momento presente, el tantra tiene prácticas que ayudan a vaciar la mente y estar en el momento presente:

Aprenda a respirar. “La capacidad que tenemos de inhalar, de integrar la vida cuando respiramos, y cuando exhalamos, de sacar lo que no necesitamos, tiene que ver con esa apertura y esa conciencia de sacar información que no necesitamos para recibir la nueva. La respiración es la base para una excelente sexualidad, respirar de forma abierta, segura, consciente, profunda, hace que uno esté más consciente cuando tenga interacción con el placer con uno mismo o con el otro”.

Explore su cuerpo. “En la piel hay muchas conexiones neuronales en las cuales activamos nuestra química interna para sentir y estar más conectado con el presente. Muchas parejas no se tocan y nosotros mismos no nos tocamos, esto hace que nuestro sistema nervioso se vuelva pobre y necesitemos toques muy fuertes para sentir. Tocarse activa el sistema nervioso y reconocer lo que ocurre cuando se activa esa bioquímica interna.

Movimiento. Cuando no nos movemos la energía sexual se queda estancada y no se expande, el movimiento es importante para que esa energía rompa los bloqueos y encuentre espacios para movilizarse. Se recomienda bailar, hacer ejercicio, yoga, danza.

Sonido.
A muchos les da pena darle sonido al placer. Hay que saber comunicar, expresar gusto o disgusto.