Los líderes de la tecnología, entre ellos Jeff Bezos, Elon Musk y Peter Thiel, están explorando planes para protegerse ante posibles catástrofes globales. En un mundo marcado por los desafíos ambientales, sanitarios y geopolíticos, estas figuras emblemáticas del mundo empresarial están considerando diversas estrategias para enfrentar el futuro ante una hecatombe mundial.
Una de las iniciativas más destacadas es la propuesta de colonizar otros planetas, con Marte como el primer objetivo principal. Esta ambiciosa visión de crear un “Plan B” para la humanidad, o parte de ella, en el espacio, plantea importantes desafíos tecnológicos y éticos relacionados con la colonización y la explotación de nuevos mundos.
Planes y medidas
Además, se ha observado un creciente interés en la construcción de búnkeres en lugares considerados seguros, como en Nueva Zelanda, como medida de refugio ante posibles crisis. Este fenómeno ha impulsado un mercado emergente de construcciones subterráneas diseñadas para proteger contra diversas amenazas, desde conflictos nucleares hasta desastres naturales.
Sin embargo, estas iniciativas también han generado preocupación sobre su accesibilidad y sus posibles impactos en la desigualdad social del mundo. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo de España, Yolanda Díaz, ha expresado inquietudes sobre como estos planteamientos podrían beneficiar principalmente a una élite económica, profundizando así las brechas sociales.
A pesar de los avances en tecnología espacial comercial liderada por empresas como SpaceX y Blue Origin, persisten interrogantes sobre la viabilidad y sostenibilidad a largo plazo de estos proyectos. Mientras los multimillonarios exploran formas de protegerse, surge la pregunta sobre cómo estas acciones afectarán al resto de la humanidad.
Muchos líderes hablan sobre lo crucial que significa promover un diálogo inclusivo, sobre el futuro de la especie y trabajar en soluciones colectivas que aborden los desafíos globales de manera equitativa y sostenible. La innovación tecnológica debe estar al servicio del bien común y ser accesible para todos, no solo para unos pocos privilegiados.
¿Cuánto tiempo le queda al reloj del fin del mundo y qué es?
El reloj del fin del mundo es una metáfora de un cálculo simbólico que cada año efectúa el comité convocado por el Boletín de Científicos Atómicos. Se anuncia que cuando este reloj marque las 00:00 la humanidad se enfrentará a una catástrofe global inminente.
La premisa de este Boletín de Científicos Atómicos, fundado por un grupo selecto de la Universidad de Chicago en 1947, lo colocaron a siete minutos. Desde esta fecha, se ha movido 25 veces, por lo que el registro ha variado a lo largo de los años. En 1991, las manecillas se quedaron a 17 minutos de la medianoche, 7 minutos antes que el año anterior.
Desde 1991 y con la salvedad de 2010, el reloj no ha parado de adelantarse o de quedarse quieto, sin embargo, desde hace un tiempo las manecillas han señalo un destino apocalíptico. En 2007, se incluyó el cambio climático como un peligro para la humanidad, y no solo a la amenaza nuclear que acecha hoy en día.
El calentamiento global y sus consecuencias no han dejado de dar cuerda a los malos presagios en estos últimos años. Este ‘reloj del juicio final’ anuncia que cuando llegue a la medida noche no habrá retroceso para el fin de la humanidad.