Que todo tiempo pasado fue mejor suelen pensar algunos adultos mayores, mejor conocidos en el argot de las redes sociales como ‘Cuchennials’.
No obstante, cuando se dejan picar por el bichito de las nuevas tecnologías no habrá quién los detenga, y terminan más activos en redes sociales que sus propios hijos, y más gomosos que sus nietos.
Algunos se convierten en genios sin edad, pero la inmensa mayoría cae en pecadillos 2.0 como bombardear a sus seres queridos con ‘memes’, o compartir noticias falsas solo porque “me lo mandaron de muy buena fuente pero los medios no quieren que se sepa”, o porque se enojan cada vez que no les contestan sus mensajes de inmediato y los dejan “en visto”.
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Siga estos consejos para que 2020 sea su mejor año en redes sociales y todos quieran hacer parte de su “millón de amigos”. Todo lo que siempre quiso preguntar pero nunca se atrevió.
- No le exija respuesta inmediata a la persona con quien chatea o a quien le comentó una foto en Facebook. Que aparezca en línea no necesariamente significa que lo esté ignorando, ni siquiera si tiene el visto azul, porque puede estar ocupado y en un rato seguro le contestará. No se tome nada personal.
- No todo lo que se dice en los grupos de Whatsapp es verdad absoluta. Estamos en la era de las mentiras falsas o Fake News, y no debemos ser propagadores de videos de pánico mentirosos, de cadenas que solo buscan crear pánico o noticias de portales creados solo para hacer daño y distorsionar la verdad para crear tendencias. Antes de reenviar un contenido pregúntese: ¿Es verdad? ¿Es necesario? ¿Aporta? ¿Proviene de un portal confiable y reconocido? Cerciórese de qué fuente provienen y no se convierta en un replicador de noticias que solo generan terror.
- Antes de publicar un mensaje en Instagram, Facebook, Whatsapp, Twitter, pregúntese si porta alguna idea que fuera muy arraigada en otros tiempos o difundida en un círculo muy específico, pero que en esta época resulta insostenible, irrespetuosa y extremista. Por ejemplo, evite todo comentario discriminatorio, homofóbico, sexista, racista, xenófobo, etc. No, no está bien decir que “Colombia necesita a un Fujimori que ‘limpie’ la mala hierba”. ‘Delete, delete’.
- Que su primer mandamiento en las redes sea no poner en ridículo a su ser querido ante los demás, publicando esa foto en la que se le ve adolescente, con acné y tanga narizona. Seguramente no es así como su hijo o nieto quiere ser visto, aunque a usted le parezca guapísimo su descendiente. Tome un cursillo de fotografía para que sus fotos sean alineadas, con buen foco, interesantes y con sentido estético. A veces una foto natural es más valorada que una en la que el filtro lo haga irreconocible.
- Si es de los que se tranza en peleas inútiles con sus contemporáneos, absténgase de hacerlo en público porque puede ir por lana y salir trasquilado.
- No publique consejos no pedidos e indirectazos. Si postea “Qué desagradecido es el hijo que no llama a su padre, pero luego lamentará su ausencia”, mejor dígalo de frente y no siembre estelas de duda que irriten a los que nada tienen que ver.
- No envíe cadenas —menos de oración— si no quiere que lo dejen en visto o terminen por bloquearlo, y no solo de las redes.
- Es innecesario etiquetar a todos los miembros de la familia y a los amigos de estos y hasta a los conocidos más lejanos en cuanta red social se le ocurra. Si quiere que todos vean su mensaje, basta con ponerlo público.
- No se atormente buscando captar cada vez más seguidores, es de millennials pretender superar a un influencer que vive en función de obtener la atención de todos. Procure divertirse y no estresarse con el uso de las redes sociales. Se supone que deben facilitar su vida y no complicarla. Es más, desenchúfese de vez en cuanto.
- Recuerde que una imagen vale más que mil palabras. No publique fotos que en lugar de hacer elogio de esa frase lo hagan pasar del anonimato al desprestigio.
- No pretenda fingir demencia ante sus hijos si lo ven buscando pareja en distintas aplicaciones que existen para ello. Son cada vez más las personas que lo hacen —incluso ellos mismos, hasta por curiosidad—. Más bien, recurra a su asesoría para evitar terminar estafado con un falso perfil.
- Cerciórese de tener aplicaciones en su celular que sepa para qué son.
- No se convertirá en millennial por tener el celular del momento, total, en menos de un año su modelo estará caducado. Lo importante es que sepa manejar el que tiene y no se endeude con uno de gama alta que no sabe manejar. Lea el manual, pida asesoría y sáquele todo el provecho que pueda.
- Evite ir a un paseo al mar o a la montaña, portando una cantidad de adminículos para el celular (trípodes, palitos para la selfie, forros, filtros, flashes) que sólo terminarán haciéndole más peso.
Cuando un cuchennial descubre que puede ver películas, un video musical o tutoriales se vuelve adicto al tema, al punto que sus propios hijos son quienes les piden mesura. Que no cunda el pánico.
Otros consejos
No envíe mensajes de texto ininteligibles, cerciórese de que sus dedos no le hayan jugado una mala pasada. Y verifique que el chat al que lo esté enviando sea el correcto.
Los amigos de sus hijos no son necesariamente sus amigos. No pretenda que todos respondan a sus solicitudes de amistad al instante.
Al abrir Facebook, Instagram o cualquier red social, memorice la contraseña, no vaya a ser que termine con hasta cuatro cuentas de cada red social que no usará.
No tema a los trámites digitales ni al black friday, recuerde que ahora todo está a un clic.
Que las selfies no se le conviertan en un gran reto digital. Si no las sabe tomar, pida ayuda.