En los últimos años, los dispositivos electrónicos, especialmente los teléfonos móviles, han cambiado la forma en la que se viaja. Aunque la mayoría de las aerolíneas permiten llevar estos aparatos a bordo, siempre hay una advertencia clave antes del despegue: activar el “modo avión”. Esta instrucción, que puede parecer innecesaria para algunos pasajeros, tiene una razón de ser fundamentada en la seguridad de la aviación.

El motivo principal detrás de esta recomendación en los celulares durante un vuelo es la posible interferencia que estos dispositivos pueden causar en los sistemas de navegación y comunicación de la aeronave.

Los teléfonos móviles emiten señales de radiofrecuencia para conectarse con las torres de telefonía en tierra, y aunque estas no suelen ser lo suficientemente potentes como para interferir directamente con la electrónica del avión. La combinación de cientos de dispositivos encendidos a bordo puede generar un ruido de fondo que afecte la calidad de las comunicaciones del piloto con el control de tráfico aéreo.

Algunos estudios han indicado que, en casos raros, la interferencia puede ocasionar pequeñas fluctuaciones en la navegación. Sin embargo, incluso una pequeña interferencia es motivo de preocupación, especialmente en situaciones de baja visibilidad o en áreas congestionadas, donde una comunicación precisa entre el piloto y los controladores aéreos es fundamental.

Aunque los aviones modernos están mejor equipados para lidiar con estas interferencias, activar el modo avión sigue siendo una precaución importante que todos los pasajeros deben tomar, por lo que no se debe pasar por alto el llamado que hacen los auxiliares.

Es importante cumplir con este pedido que hace la tripulación. | Foto: Oleh_Slobodeniuk

Aumento del consumo de batería y sobrecalentamiento

Otra de las razones de esta indicación es el incremento significativo en el consumo de batería de los dispositivos móviles. Cuando el teléfono no está en modo avión, sigue buscando constantemente redes celulares, aunque se encuentre a miles de metros sobre el suelo, muy lejos del alcance de las torres de telefonía, lo que no solo agota la batería de manera más rápida, sino que también puede sobrecalentar el dispositivo.

Esta situación puede ser más que una simple molestia, en el peor de los casos, podría provocar que la batería del dispositivo se inflame o incluso explote. Aunque estos casos son raros, han ocurrido en el pasado, y la restricción del uso de dispositivos electrónicos durante el vuelo es una medida preventiva que contribuye a reducir estos riesgos.

Por otra parte, pese a que la tecnología de las aeronaves ha avanzado enormemente, también puede llegar a ser muy susceptible a las interferencias. Los sistemas modernos de navegación utilizan tecnologías como el GPS y el radar para asegurar una ubicación precisa y estable en el espacio aéreo, pero estos también pueden ser afectados por las señales de radiofrecuencia que emiten los celulares.

Toda una emergencia se puede presentar como consecuencia de cualquier interferencia que pueda llegar a haber por culpa de un teléfono. | Foto: Getty Images

En situaciones críticas, como durante condiciones meteorológicas adversas o maniobras de emergencia, una pequeña interferencia en los sensores podría afectar la capacidad del piloto para tomar decisiones rápidas. En algunas aeronaves, especialmente aquellas con sistemas más antiguos, la interferencia puede ser aún más pronunciada.

La falta de cumplimiento con esta norma no solo pone en riesgo la seguridad de los pasajeros, sino que también puede comprometer la seguridad de todo el vuelo. Por lo anterior, en algunos casos, el personal de la aerolínea puede pedir a los pasajeros que apaguen sus dispositivos si notan que están causando alguna afectación.

Por eso, siempre es recomendable seguir las instrucciones de la tripulación y asegurar de que todos los dispositivos móviles que esté llevando durante el viaje, se encuentre en modo avión.

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.