Los desastres naturales han estado presentes en la historia de la Tierra desde sus inicios, pero en las últimas décadas su intensidad y frecuencia parecen haber incrementado notablemente. Fenómenos como terremotos, tsunamis, huracanes, inundaciones y erupciones volcánicas pueden generar devastación a escala mundial. En este contexto, surge la inquietud: ¿cuándo ocurrirá el próximo gran desastre?

Para tratar este asunto, El País recurrió a ChatGPT, una herramienta de inteligencia artificial que ofreció información relevante sobre el tema. En primer lugar, es esencial entender que los desastres naturales se agrupan según su tipo y magnitud.

Algunos, como los huracanes o los incendios forestales, son eventos frecuentes que dependen principalmente de patrones climáticos y meteorológicos. Por otro lado, fenómenos como los terremotos o las erupciones volcánicas son impredecibles en cuanto a su momento preciso de ocurrencia.

Los huracanes, tifones y ciclones tropicales son algunos de los desastres naturales más frecuentes a nivel mundial. Su aparición está estrechamente vinculada a los cambios en las temperaturas del océano y la dinámica atmosférica. Según los especialistas consultados por la IA, estos fenómenos ocurren cada año con una notable variabilidad, pero su frecuencia ha aumentado en los últimos años como consecuencia del cambio climático.

La preparación ante los desastres naturales es clave. | Foto: Getty Images

En cambio, los terremotos y tsunamis, aunque ocurren con menos frecuencia, son sumamente devastadores cuando se presentan. Los terremotos, especialmente los de magnitudes superiores a 7 en la escala de Richter, se registran aproximadamente uno o dos veces al año en diversas regiones del mundo.

Los modelos predictivos de desastres naturales se fundamentan principalmente en el análisis de datos históricos y la observación de patrones geofísicos y climáticos. Aunque no pueden predecir con exactitud cuándo ocurrirá un desastre de gran magnitud, sí permiten identificar las áreas con mayor riesgo.

El reloj del fin del mundo se utiliza para estimar qué tan cerca está la humanidad de desaparecer. | Foto: Getty Images

Por ejemplo, los terremotos son más frecuentes en zonas cercanas a los límites de placas tectónicas, como la Cuenca del Pacífico, conocida como el Cinturón de Fuego. En cuanto a los huracanes, los modelos climáticos pueden anticipar las condiciones que favorecen su formación y desarrollo, pero la variabilidad del clima global hace que las predicciones a largo plazo sean inciertas.

En el caso de desastres particularmente destructivos, como la erupción de un supervolcán, los científicos también se enfocan en detectar señales tempranas de actividad volcánica, como el aumento de temblores o la emisión de gases. Sin embargo, incluso con estas herramientas, predecir un evento catastrófico sigue siendo un desafío complejo.