No existe duda de que los entornos digitales y plataformas de mensajería como WhatsApp le han permitido a muchas personas en todo el mundo mantenerse en contacto sin importar las distancias. Solo bastan unos cuantos clics y listo.
Sin embargo, este mundo no es algo que se deba mirar sin cautela, debido a que siempre habrá individuos que querrán usar la inocencia y amabilidad de muchas personas para estafarlas y robarles datos personales importantes o quitarles dinero.
Uno de los mecanismos más utilizados recientemente para este fin inicia con un mensaje como este: “¡Hola, ¿qué tal? ¿Puedo tener 1 minuto de tu tiempo?”. A partir de allí empieza el engaño en el que muchas personas en Latinoamérica han caído.
Lo normal es que, de entrada, los usuarios de WhatsApp no piensen de forma negativa en que es una estafa, por lo que puede suceder que respondan preguntando quién escribe, debido a que esta cuenta no suele tener foto de perfil, o a qué se refiere en cuanto al minuto de tiempo solicitado.
Una manera sencilla de percatarse sobre si puede ser una persona del común a la cual no se tiene guardada o si puede existir la intención de estafa es a través del indicativo de país, que está en la información del perfil a la izquierda del número telefónico.
Regularmente, algunos usuarios buscan a qué naciones pertenecen esos indicativos y al enterarse de que son de lugares lejanos como Filipinas, Sudáfrica, Ucrania, entre otros, optan por no contestar. Sin embargo, en caso de que la persona decida responder al mensaje inicial, puede ocurrir lo siguiente.
Entre los casos más comunes está que se ofrezca un trabajo de medio tiempo con tareas muy sencillas, como ‘likear’ publicaciones en Instagram o YouTube, seguir algunas cuentas y dejar comentarios, todo por un monto de dinero nada reprochable. Si la persona acepta, lo usual es empezar a recibir pequeñas ganancias en los primeros días, pero, al cabo de unos cuantos, se les pedirá a los usuarios hacer una inversión que permita hacer sostenible el modelo de empleo y, a su vez, recibir más ganancias.
Existen dos posibilidades. La primera de ellas es que los individuos accedan, pues ya tienen algún grado de confianza en el empleo, por lo que depositarán su dinero a alguna cuenta que se les haya indicado esperando recibir más y más retribuciones. Sin embargo, tras avanzar en esta dinámica y después de que la persona haya dado importantes sumas de dinero, el estafador la bloquea en las diferentes redes sociales en las que hubo conexión y, por arte de magia, desaparece, llevándose todo el dinero que se le depositó.
La otra alternativa es creerse muy listo y entrar al negocio para empezar a recibir los pagos iniciales y después, cuando el delincuente piensa que se está interesado en continuar, salir de operación bloqueando a los estafadores en todas las redes y quedándose con el dinero, sin embargo, esto no es muy recomendable, debido a que ya se entregaron datos importantes como el número de cuenta bancaria, el número de identificación personal, entre otros, para haber ingresado en un primer momento y recibir los desembolsos.
Así nada más, con esa información entregada, ya se es proclive a ser víctima de los delitos tecnológicos que se desarrollan en la actualidad.
De esta manera, lo mejor que se puede hacer, desde un primer momento, es ignorar los mensajes recibidos y proceder a reportar y bloquear las cuentas desde las cuales se han puesto en contacto.
Así, los desarrolladores de WhatsApp, o incluso otras plataformas, verán en los últimos mensajes consignados lo que enviaron los estafadores y concluirán que se trata de esta modalidad delincuencial, por lo que cancelarán la cuenta que se ha creado para este fin.