Acosada por las denuncias que la señalan como ‘cómplice’ de los planes del presidente Donald Trump para separar a miles de familias de migrantes latinos, la tecnológica Microsoft se vio obligada ayer a pedir las autoridades estadounidenses que regulen la controvertida tecnología de reconocimiento facial.
Microsoft es uno de los líderes mundiales en el desarrollo y comercialización de ese tipo de tecnología, que potencia a través de su plataforma de servicios en la nube Azure.
Sin embargo, el presidente de la compañía, Bradford L. Smith, dijo ayer en un mensaje al Congreso de ese país que es “más sensato que sean los Gobiernos elegidos en las urnas, y no las empresas, quienes regulen esta práctica”.
La tecnología de reconocimiento facial, cada vez más precisa pero aún “lejos de ser perfecta”, como admite Smith, se utiliza para identificar a personas en fotografías o videos sin que den su consentimiento.
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Mientras sus defensores subrayan lo útil que puede ser para identificar a delincuentes, las asociaciones en favor de los derechos civiles advierten que se puede usar para la vigilancia masiva, limitando la libertad de la gente para asistir a manifestaciones sin ser fichados.
Microsoft sostiene que su tecnología de reconocimiento facial es capaz de reconocer la edad, el género e incluso las emociones de las personas a las que identifica.
Pero Microsoft brinda sus servicios a las Oficinas de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), protagonistas en las últimas semanas por la nueva política de separación familiar en las fronteras, lo que creó malestar entre sus empleados.
Ante ello, ayer la firma dijo que su tecnología no se usa para separar a familias de inmigrantes.
Y Smith fue aún más allá en un mensaje en su blog en el que se preguntó: “¿Debería la ley obligar a las compañías a que obtengan su consentimiento antes de recabar las imágenes de las personas para el reconocimiento facial?”.
Ante los mensajes, la Unión Americana de Libertades Civiles reaccionó de inmediato y dijo que Microsoft “está en lo cierto cuando alerta que el uso del reconocimiento facial debe ser totalmente analizado y debatido por el Gobierno”.
Pero, al mismo tiempo, reclamó a Amazon y Microsoft que dejen de brindar estos servicios a las instituciones públicas, que pueden usarlo para reprimir.
En junio, un grupo minoritario de accionistas de Amazon reclamó a su fundador que pusiese fin al polémico programa de reconocimiento facial que desarrolla, Rekognition, por suponer una “amenaza a la privacidad” y mostraron su “profunda preocupación” de que pudiese ser utilizado para “vigilar de manera desproporcionada a las minorías”.
Por otro lado, compañías como Uber han utilizado sus servicios para identificar a sus conductores y asegurarse así que nadie está suplantando a sus pilotos verificados.
Sin embargo, el uso de la tecnología está rodeado de otras controversias. El presidente de Microsoft admitió, por ejemplo, que el reconocimiento facial funciona mejor con personas blancas que de otras razas, tal como mostró a principios de año una investigación del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
Menos privacidad
El reconocimiento facial es un software que identifica automáticamente a una persona en una imagen digital, al comparar miles de características de su rostro con una base de datos.
El objetivo de estos sistemas es, dada una imagen de una cara desconocida, encontrar una imagen de la misma cara en un conjunto de imágenes conocidas. El reto de las empresas que los desarrollan es lograr el mayor nivel de aciertos, pero en tiempo real.
La tecnología de reconocimiento se ha vuelto más común para desbloquear teléfonos y para etiquetar a los amigos en las redes sociales, pero por esa vía también es una poderosa arma de vigilancia de los gobiernos.