En esta época no hay nada sobre la superficie de la tierra que no se haya descubierto, desde el Polo Norte, hasta el Polo Sur, el hombre conoce absolutamente todo lo que se puede conocer. Sin embargo, otra es la historia cuando se trata de llegar a las profundidades de la tierra, tanto es así que el pozo más profundo que ha cavado el hombre es el de Kola, ubicado en Rusia y que solo llega a los 12.262 metros, cuando la tierra tiene aproximadamente 6.370 kilómetros hasta el centro.
Según los científicos, la tierra tiene varias capas: la corteza, de unos 35 km de grosor; el manto, siendo el 80% del volumen total de la tierra, con una profundidad de 2.900 kilómetros aproximadamente; el núcleo externo a unos 5.100 kilómetros de profundidad; y el núcleo interno que tendría un radio de aproximadamente 1.200 kilómetros.
Así las cosas, saber lo que pasa con ese núcleo interno es fundamental, pues el movimiento de ese núcleo es el que permite el desarrollo del llamado campo magnético de la tierra, y así de la vida sobre el planeta, “el núcleo interno es sólido, pero su recubrimiento es líquido. El núcleo externo se solidifica sobre la superficie del núcleo interno a medida que la Tierra se enfría. Esto es lo que genera el campo magnético de la Tierra. Sin el campo magnético no estaríamos aquí. La vida habría sido erradicada por la radiación del sol. Por eso es importante comprender cómo evoluciona este proceso con el tiempo”, asegura Lauren Waszek, profesora titular de Ciencias Físicas en la Universidad James Cook de Australia, en una entrevista para CNN.
El problema del estudio de este núcleo es que como no se le puede observar, es muy difícil llegar a conclusiones certeras; lo que no es imposible claro, pues desde principios de siglo se estudia el núcleo de la tierra a través del movimiento sísmico de la tierra. En 2023 los científicos llegaron a una conclusión que los asombró, el núcleo había girado más rápido que la tierra y ahorita se estaba ralentizando, tanto que gira para otro lado distinto que el de las demás capas, va al revés.
Al parecer, el núcleo de la tierra cambia cada 70 años su velocidad de rotación, “Creo que hemos puesto fin al debate sobre si el núcleo interno se mueve, y cuál ha sido su patrón durante las dos últimas décadas”, aseguró el Dr. John Vidale, profesor decano de Ciencias de la Tierra en el Colegio Dornsife de Letras, Artes y Ciencias de la Universidad del Sur de California, a la BBC.
La investigación no ha sido fácil, pues los equipos para realizar estas medidas son delicados y tienen que aguantar condiciones muchas veces extremas, Desde 2017, Lauren ha estado trabajando en un proyecto de investigación que explora la composición de la corteza y el manto de la Tierra debajo de Australia. Como parte de esto, instaló algunos instrumentos sísmicos en colaboración con colegas de la Universidad Nacional de Australia. “Mis instrumentos particulares están en el Territorio del Norte, aproximadamente a una hora al sur de Tennant Creek”, dice. “Tuvimos que instalarlos a 40 grados centígrados mientras las moscas intentaban comernos”.
Los sensores han estado enterrados durante más de tres años y serán retirados a finales de este año. “Los sensores son pequeños, con una batería y un disco duro que registra toda la información, y luego paneles solares para mantener la energía”, aseguró en una entrevista para la Universidad James Cook de Australia.
“Incluyendo la célula solar, la instalación mide quizás un metro por medio metro, con el panel solar inclinado hacia el sol”, dice Lauren. El calor, el polvo y las moscas no son el único problema a la hora de instalar un sensor sísmico en un lugar remoto. “Está todo envuelto en una red para que los animales salvajes, como los caballos, no intenten comérselo en caso de que consigan llegar”, agregó.
Sin embargo, ese no es el único problema, según dijo a la universidad australiana, “Me llevó unos ocho meses recopilar manualmente los datos que necesitaba. Se necesitan aproximadamente 16 horas para obtener un conjunto de datos similar en una supercomputadora que se ejecuta en 12 nodos y 16 núcleos. Se necesita un poco de potencia computacional, pero poder tener un conjunto de datos completo en un día es asombroso”. Añade que a una computadora le resulta fácil identificar y descartar ondas que son simplemente “ruido y no son útiles para el investigador”, dijo.
Sin embargo, los ocho meses de datos seleccionados cuidadosamente por Lauren no fueron redundantes por la inteligencia artificial, porque sus datos se utilizaron para entrenar el código, para que entendiera lo que los científicos estaban buscando y esto era cómo se mueve el núcleo del planeta.