Desde que Júpiter, el quinto planeta del sistema solar y el más grande del grupo, se logró observar con precisión, los astrónomos se han preguntado a qué se deben los cambios de color que se presentan en su parte más externa, donde se ven franjas de diferentes texturas y colores. Pues bien, después de varios años de observación cercana, un grupo de científicos de la Universidad de Leeds creen haber encontrado la respuesta al misterio de las ‘rayas’ de Júpiter.
El planeta se identifica fácilmente por sus famosas ‘rayas’ de colores, así como por su llamativa Mancha Roja, más que esto, lo que llamó la atención de los investigadores es que estas franjas coloridas se mueven y cambian, algo que parecía inexplicable.
Pero, gracias a un nuevo descubrimiento, posible gracias a la misión Juno de la NASA que proporcionó nueva información sobre el campo magnético de Júpiter, la Dra. Kumiko Hori y el profesor Chris Jones de la Escuela de Matemáticas de la Universidad de Leeds creen haber encontrado la respuesta, así lo exponen en un artículo de la revista Nature Astronomy publicado este año.
En un comunicado reciente, el profesor Jones afirmó: “Si miras a Júpiter a través de un telescopio, ves las rayas, que van alrededor del ecuador a lo largo de las líneas de latitud. Hay cinturones claros y oscuros, y si miras un poco más de cerca puedes ver nubes moviéndose rápidamente llevadas por vientos del este y del oeste extraordinariamente fuertes. Cerca del ecuador, el viento sopla hacia el este, pero a medida que cambias un poco de latitud, ya sea hacia el norte o hacia el sur, se dirige hacia el oeste. Y luego, si te alejas un poco más, va hacia el oeste y hacia el este nuevamente. Este patrón alternado de vientos hacia el este y hacia el oeste es bastante diferente del clima en la Tierra”.
Agrega que “cada cuatro o cinco años, las cosas cambian. Los colores de los cinturones pueden cambiar y, a veces, se ven trastornos globales cuando todo el patrón climático se vuelve un poco loco por un momento, y ha sido un misterio por qué sucede eso”.
Partiendo de los datos recopilados por la misión Juno de la NASA a Júpiter, que ha estado orbitando el planeta desde 2016, el equipo de investigadores pudo monitorear y calcular los cambios en su campo magnético.
Llegaron a esta conclusión debido a que lograron observar el campo magnético durante varios años, así han podido rastrear sus ondas y oscilaciones, e incluso han podido seguir un punto específico del campo magnético de Júpiter llamado la Gran Mancha Azul. Esta mancha se ha estado moviendo hacia el este, pero los últimos datos muestran que el movimiento se está ralentizando, lo que lleva al equipo de Juno a creer que se trata del comienzo de una oscilación, con el movimiento ralentizándose antes de que se invierta y comience a ir hacia el oeste.
Es por ellos, que los científicos ahora saben que la apariencia cambiante de Júpiter está relacionada de alguna manera con las variaciones infrarrojas a unos 50 km por debajo de la superficie del gigante gaseoso, y esta nueva investigación ha demostrado que estas variaciones podrían a su vez ser causadas por ondas producidas por el campo magnético del planeta, en lo profundo de su interior.
Cabe destacar la impresionante longevidad de la sonda Juno orbitando el entorno de radiación de Júpiter, lo que ha hecho que la sonda permanezca en órbita mucho más tiempo de lo previsto originalmente. Esto ha llevado a los investigadores de Leeds a obtener datos del campo magnético durante un periodo mucho más largo, lo que ha sido mucho más útil para su trabajo. Sin esta permanencia inesperada no habrían logrado definir esta explicación.
Respecto al comportamiento de Júpiter, “es posible obtener movimientos ondulatorios en un campo magnético planetario que se denominan oscilaciones torsionales. Lo interesante es que cuando calculamos los períodos de estas oscilaciones torsionales, correspondían a los periodos que se ven en la radiación infrarroja en Júpiter”, observó Chris Jones.
Por su parte, para la Dra. Hori: “quedan incertidumbres y preguntas, en particular cómo produce exactamente la oscilación torsional la variación infrarroja observada, que probablemente refleja la compleja dinámica y las reacciones nube-aerosol. Esto requiere más investigación. No obstante, espero que nuestro artículo pueda abrir una ventana para sondear el interior profundo y oculto de Júpiter, al igual que la sismología hace con la Tierra y la heliosismología con el Sol”.