En el mundo de la aviación, la seguridad es la prioridad número uno, no solo en términos de la operatividad de las aeronaves, sino también en cuanto a la salud y bienestar de los pasajeros. Por esta razón, existen condiciones médicas específicas que pueden impedir que una persona sea admitida a bordo de un avión. Estas restricciones están diseñadas para proteger tanto al individuo afectado como a los demás pasajeros y la tripulación.
Enfermedades infecciosas: un riesgo para todos
Una de las principales razones por las que a una persona se le puede negar el acceso a un avión es si padece una enfermedad infecciosa. Enfermedades como la tuberculosis, el sarampión, o la gripe aviar representan un riesgo significativo en el ambiente cerrado de un avión. La propagación de estas enfermedades en un espacio reducido y con circulación de aire limitada podría resultar en un brote masivo entre los pasajeros y la tripulación.
Por este motivo, las aerolíneas, en conjunto con las autoridades de salud, pueden denegar el embarque a personas que presenten síntomas evidentes de enfermedades infecciosas. Esta medida no solo protege a los demás pasajeros, sino que también asegura que la persona afectada reciba la atención médica adecuada en tierra, donde los recursos son más accesibles.
Otra categoría de enfermedades que puede impedir a una persona volar incluye aquellas relacionadas con el sistema cardiovascular y respiratorio. Condiciones como la insuficiencia cardíaca grave, infartos recientes, o enfermedades pulmonares avanzadas pueden verse agravadas por las condiciones de vuelo, como la baja presión de la cabina y la menor disponibilidad de oxígeno.
En estos casos, el estrés adicional del vuelo podría poner en peligro la vida del paciente. Por ejemplo, una persona con una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) severa podría experimentar una disminución crítica en los niveles de oxígeno durante el vuelo, lo que podría desencadenar una emergencia médica a bordo. Por lo tanto, los médicos suelen recomendar que estos pacientes eviten volar hasta que su condición esté estabilizada y, en algunos casos, pueden requerir una evaluación médica previa al vuelo.
Las personas que padecen ciertos trastornos psiquiátricos o neurológicos también pueden enfrentar restricciones para volar. Esto es especialmente relevante si el individuo tiene un historial de episodios agudos que podrían comprometer la seguridad del vuelo. Trastornos como la esquizofrenia no controlada, episodios maníacos severos o convulsiones epilépticas frecuentes representan un riesgo tanto para la persona afectada como para los demás a bordo.
Las aerolíneas, en colaboración con las autoridades de aviación civil, suelen exigir que estos pasajeros viajen con acompañantes o con una autorización médica que certifique que están en condiciones de volar sin riesgo. Además, se pueden tomar precauciones adicionales, como la asignación de asientos específicos o la disponibilidad de medicamentos durante el vuelo, para minimizar cualquier potencial problema.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.