Entre los tantos destinos llenos de encanto que ofrece Colombia, se destaca un pueblo ubicado en el departamento de Boyacá, una región que se consolida como un sitio turístico imprescindible en el territorio nacional debido a su rica historia, cultura vibrante, paisajes naturales espectaculares y municipios coloniales.
Su nombre es Zetaquira, proveniente de la lengua muisca con la palabra zytaquira, cuyo significado es ‘Lugar de la culebra’. Con esta misma denominación se le conoció al asentamiento que había en esta región a la llegada de los españoles, en la época de la conquista, explica el Sistema de Información Turística (Situr) a través de su sitio web.
Visitar este municipio es sumergirse en una experiencia auténtica en escenarios que parecen sacados de un cuento, los cuales se destacan por su riqueza natural y los entornos de tranquilidad que ofrecen a quienes se animan a explorarlos.
Quienes lo conocen aseguran que es imposible no enamorarse de sus encantos, pues gracias a su privilegiada posición geográfica, enclavada en el piedemonte de la cordillera Oriental, posee un ecosistema biodiverso único, rodeado por dos hábitats muy importantes para su desarrollo económico y cultural.
Esos dos hábitats son el páramo de Mamapacha y el Lago de Tota, famosos por sus 32 nacimientos termales de agua dulce, motivo por el que también se le conoce como el pueblo “bañado” por aguas termales de Boyacá.
De estos cuerpos de agua que ofrecen espacios de relajación a sus visitantes, se destaca la cascada termal más alta de Colombia y la cascada con tres temperaturas, localizada sobre el río Mueche.
Adicionalmente, Zetaquira tiene el poder de cautivar a los turistas con otros exóticos parajes, ideales para la práctica de actividades como senderismo. Entre esos sitios de interés populares está el cerro de la Virgen del Coro (protectora del Valle de Lenguapá) y los caminos Muiscas que llegan y rodean la laguna de Tierra Blanca, precisa la misma fuente.
Por cada uno de estos escenarios naturales inigualables, los zetaquireños se distinguen por el orgullo con el que hablan de su tierra, que también cuenta con una impresionante riqueza ancestral y cultural, atrayendo a cientos de visitantes cada año.
Como parte de sus festividades son imperdibles las fiestas de la cultura cafetera en diciembre, un evento lleno de aromas que reúne a expertos caficultores dispuestos a compartir el valor de su labor en los cultivos y explicar las características de este afamado producto no solo del departamento, sino del país.