'Los quilates', así fue denominada por las autoridades la gigantesca red que habría sacado más de 19 mil millones de pesos en lingotes de oro por el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón, de Palmira y que sirve a Cali, así como otros puertos aéreos de Bucaramanga, Barranquilla y Bogotá.
La millonaria suma fue revelada por la Fiscalía al desmantelar la red, que enviada el oro a la ciudad de Colón, Panamá, según las investigaciones.
De acuerdo con el ente de investigación, esta red maneja un sofisticado modelo ilegal y sistemático de salida y entrada de oro a Colombia, a través de correos humanos que viajaban entre ambos países.
El metal precioso era mimetizado en accesorios o camuflado con la complicidad de funcionarios aeroportuarios. La investigación, de aproximadamente tres años, reveló que 'Los quilates' está conformada en su mayoría por joyeros y personas conocedoras del mercado.
Las barras de oro solo eran declaradas a su ingreso a Panamá y vendidas exclusivamente a las comercializadoras Gold América y Alpha Trading, que pagaban con joyas de oro italiano.
Esa mercancía recibida a cambio la transportaban los correos humanos a Colombia, la ingresaban subrepticiamente y, posteriormente, la entregaban a los señalados cabecillas de la estructura que se encargaban de distribuirla en su red de joyerías y a comerciantes que tenían negocios en Bogotá, Bucaramanga, Barranquilla, Medellín, Cali y otras ciudades capitales.
Todos los integrantes de la mencionada organización fueron identificados y ocho de ellos capturados gracias al trabajo realizado por un fiscal de la Dirección Especializada contra el Lavado de Activos y personal de policía judicial de la Delegada contra las Finanzas Criminales y de la Delegada contra la Criminalidad Organizada, que articularon esfuerzos con las autoridades de Panamá para descifrar el andamiaje criminal.
El tráfico ilegal del oro
Los elementos recopilados dan cuenta de que mineros ilegales y dueños de fundidoras en Antioquia, Santander y la región del Magdalena Medio vendían directamente el oro en lingotes a tres de los denominados articuladores del tráfico ilegal. Estas personas se encargaban de contactar a los correos humanos, que eran las mismas personas, conocedoras del negocio ilícito y con registros de 10, 20 y hasta 30 movimientos migratorios a Panamá.
Los pasantes seleccionados recibían las barras, programaban los viajes y en los aeropuertos evadían los controles aduaneros y de seguridad en dos modalidades:
1. El oro era bañado en plata o acero y mimetizado en elementos como cadenas, correas de bolsos, pulseras y llaveros, entre otros elementos de bisutería. De esta forma los viajeros portaban y lucían los accesorios como si fueran complementarios al vestuario. Así pasaban con varios kilogramos de oro por los escaner y engañaban al personal de seguridad encargado de los filtros.
El material probatorio indicaría que en cada vuelo hacia Panamá coincidían entre tres y cuatro correos humanos, cada uno con sus respectivos accesorios en oro.
2. Los viajeros llegaban a los aeropuertos de Bogotá, Barranquilla, Bucaramanga y Palmira, y entregaban los lingotes a funcionarios que tenían libre acceso por las terminales. Los servidores que cumplían funciones en aduanas, migración o seguridad cruzaban por los diferentes filtros sin generar sospecha y entregaban el metal a los correos humanos en las salas de abordaje, antes de ingresar a los aviones.
Cada funcionario recibía entre 2 y 4 millones pesos por facilitar el paso del oro, la cifra variaba según la cantidad y, al final del ‘encargo’, se debía tomar una fotografía (selfie) con el correo humano y enviarla a los cabecillas de la estructura para recibir la aprobación del pago.
En Panamá los viajeros declaraban el oro y lo llevaban hasta las oficinas de Gold América y Alpha Trading, en Colón, donde les entregaban joyas de oro italiano a cambio. De retorno, los correos humanos traían la mercancía en pequeñas bolsas blancas adheridas a su cuerpo u
oculta en el equipaje para evadir los controles y no registrarla ante las autoridades aduaneras.
Por estos hechos fueron capturadas ocho personas, que ya se encuentran en proceso de judicialización en Bogotá.
Extinción de dominio
Paralelamente al proceso penal que permitió identificar y golpear a la estructura criminal señalada de tráfico ilegal de oro, la Dirección Especializada de Extinción del Derecho de Dominio rastreó el patrimonio de los presuntos integrantes de la red e impuso medidas
cautelares de secuestro, embargo y suspensión del poder dispositivo sobre 70 bienes que serían producto de la actividad ilícita y cuyo valor alcanzaría los 60 mil millones de pesos.
Las diligencias de ocupación se cumplieron simultáneamente en ciudades de la Costa Atlántica, Bogotá, Santander y Cali. En total fueron afectados 24 inmuebles, 5 sociedades, 11 establecimientos de comercio y 30 vehículos.
Entre los bienes sobresalen dos camionetas de gama alta que habrían sido adquiridas por una de las articuladoras de la estructura en Valle del Cauca, quien compró uno de los automotores hace apenas tres meses y habría pagado algo más de 400 millones de pesos.
Asimismo, hay inmuebles lujosos, ubicados en sectores exclusivos, con áreas de construcción superiores a los 250 metros cuadrados y con avalúos entre 2 mil y 2.500 millones de pesos. Algunos de estos inmuebles son una casa quinta en Cali (Valle del Cauca), fincas y casas lote en Lebrija, Los Santos, Piedecuesta y Bucaramanga (Santander), así como un apartamento en Barranquilla (Atlántico).
En total, fueron ocupados 11 establecimientos de comercio representados en joyerías localizadas en El Prado y La 41, en Barranquilla; en el centro, el sector de San Victorino y los San Andresito de San José y de la Calle 68, en Bogotá; y en el centro empresarial Palacio de Cristal, en Cali.
Los 70 bienes afectados quedaron a disposición de la Sociedad de Activos Especiales (SAE).