Marcela Gómez Giraldo pudo ser una economista graduada en el exterior. Acaso una experta en mercadeo o negocios internacionales. Ese era, seguramente, el deseo de su padre, Tulio Gómez, quien alguna vez consideró esa posibilidad para dejar en ella el manejo de sus empresas. Pero su hija mayor se rebeló. Su mundo, lo dice hoy a todo pulmón, es el deporte. Y de allí no se mueve.
Marcela, nacida el 26 de junio de 1990 en Cali (30 años), vio claramente ese camino desde muy niña, cuando comenzó a practicar el tenis y recorrió un sinnúmero de países jugando torneos internacionales del circuito tenístico femenino. Una mujer de emociones.
Pero otra pelota, la del fútbol, la sedujo más. Y no propiamente para mostrar sus cualidades en una cancha, sino desde la silla dirigencial.
Desde allí terminó convenciendo a su padre de que las aulas universitarias no son propiamente el espacio donde mejor podía desempeñar sus facultades. Al fin y al cabo, terminó siguiendo los pasos de su progenitor, máximo accionista del América.
A él, dice Marcela, le ha aprendido a ser perseverante y disciplinada. También terca. Porque en el fútbol hay que serlo. Y con su sello propio, desde hace cuatro años es la presidenta del América femenino, un equipo que en ese mismo lapso ya fue campeón del fútbol colombiano y, ahora, subcampeón de la Copa Libertadores Femenina, en la que dejó en el camino al gran favorito Corinthians.
Tulio Gómez creyó —y Marcela también, desde luego— en esa apuesta, la existencia de un equipo femenino en un país donde todos dicen admirar el fútbol practicado por las mujeres, pero pocos hacen algo porque este subsista. Que lo digan los dirigentes de la Federación Colombiana de Fútbol y la Dimayor, que no han sido capaces de consolidar una Liga Profesional Femenina seria y constante, que les permita mayor competitividad a las talentosas futbolistas nuestras.
Por eso, lo del América femenino este domingo en Buenos Aires tiene tintes de hazaña. Llegó a la Libertadores sin un solo partido oficial previo y estuvo muy cerca de levantar la Copa. Y detrás de ese logro estuvieron el técnico Andrés Usme y sus jugadoras. Y detrás de ellos, Marcela. Diálogo con una mujer que colgó la raqueta profesional y se dedicó al fútbol desde la dirigencia.
¿Soñó con estos resultados?
Desde que empezó este sueño del América femenino, una de las metas era jugar una final de la Libertadores Femenina, creo que era más posible con nosotras que con el equipo masculino.
Paso a paso se fue construyendo esta alegría...
Sí, en la fase de grupos tuvimos dos buenos partidos de inicio en los que el equipo goleó y eso nos dio confianza en la idea, en el grupo. Era la primera vez que este equipo, con las nuevas incorporaciones, competía oficialmente. No tener competencia antes nos obligaba a hacer bien las cosas desde el principio, y gracias a esos dos primeros triunfos vimos el comportamiento de nuestras jugadoras en fase ofensiva.
Hasta que vino el duro Corinthias, en el tercer partido de la fase de grupos...
Ese partido nos permitió aprender mucho, corroboramos que las cosas que hicimos contra ese mismo rival en el 2019 no estuvieron del todo mal, supimos lo que había que corregir y cómo potenciarlo con nuevas jugadoras, y eso fue clave para el partido contra ellas ya por semifinales, que fue el juego que nos permitió disputar el título. Fue un partido al estilo América, sufrido, luchado, que se empata al final y se gana en la definición de penales.
¿Cómo explicarle a la gente que un equipo que no tiene competencia constante por la intermitencia de una liga propia llega a la Libertadores y disputa el campeonato?
Hay dos cosas importantes. Una, el trabajo permanente. Desde hace tres años tenemos un grupo base que se ha preparado permanentemente aunque no haya una Liga larga y constante. Y dos, el carácter de estas jugadoras, que si bien hay muchas que son nuevas, ya han competido en torneos de alto nivel con clubes y selecciones. Todos los refuerzos que incorporamos esta temporada han jugado libertadores, vienen de Selección Colombia, de la de Venezuela. Manuela González y Joemar Guarecuco, por ejemplo, habían jugado ya finales de Libertadores y fueron goleadoras. Estas mujeres no vieron la falta de competencia como un obstáculo, sino como un motivo para demostrar que vale la pena una Liga sostenible en Colombia y que el fútbol femenino nuestro tiene mucho talento y nivel. Ese ha sido el enfoque de este grupo, exigir con resultados más apoyo al fútbol femenino, que los dirigentes, las marcas, los patrocinadores lo entiendan de una buena vez. Vale la pena. Pasemos de las quejas a la demostración de la grandeza.
Sin duda se acertó en los refuerzos, previendo que la Libertadores es una competencia de un nivel superior al torneo doméstico...
Todas aportaron, Katherine Tapia desde el arco; Tatiana Castañeda y Daniela Arias desde la zaga dieron mucha seguridad; Sara Martínez fue líder en la mitad de la cancha, Diana Ospina puso toda su experiencia, lo que hicieron Manuela González y demás compañeras, todas, todas aportaron su talento. Creemos más en el trabajo en equipo que en las individualidades.
¿Cuáles ha sido las claves del éxito de este América, que ya había sido campeón y subcampeón de la Liga, y ahora se va de Buenos Aires con estos logros?
La preparación por nuestra cuenta, sin tener una Liga sostenible. Para esta Libertadores comenzamos la pretemporada desde enero de manera muy fuerte, corriendo entre 10 y 12 kilómetros por partido. Mantener la base de las jugadoras ha sido clave. Contratar buenos refuerzos ha sido fundamental y, también, afianzar un modelo. Pero, sobre todo, creer en este proyecto, apostar cada día por él. Pero la única manera de mantener siempre la superioridad es tener competencia, como debe ser la existencia de una Liga sostenible.
¿Por qué deja el tenis y termina dirigiendo un equipo desde la presidencia?
Mi sueño toda la vida era tener un centro deportivo enfocado en el tenis. Ya lo tengo. Allí también se forman futbolistas. Entonces, cuando mi papá se convierte en el máximo accionista del América, entiende que mi vida es el deporte, y me invita a trabajar con él. Siempre he pensado que los deportistas ayudamos a tomar mejores decisiones dirigenciales y eso es lo que he querido aportar. Me he preparado estudiando temas deportivos, leyendo, investigado y combinando esto con mi experiencia.
¿Antes de llegar a la presidencia del América femenino, veía fútbol?
Toda la vida. Veía más fútbol que tenis, mi liga preferida es la Premier y mi equipo favorito es el Arsenal, me encanta ese modelo, esa intensidad que tiene este club. La Premier ha logrado fusionar buenos atletas con alta tecnología aplicada al deporte, y esto enriquece el espectáculo, en esta Liga el más chico le puede ganar al más grande jugándole de tú a tú.
¿Y cuál es ese jugador que siempre quiere ver?
Me gustan los volantes mixtos, que atacan y defienden, como lo hace Luka Modric en el Real Madrid. O lo que hace Wijnaldum en el Liverpool. Esos son los jugadores que me cautivan, ‘box to box’, los que están en fase ofensiva y defensiva con propiedad. La mitad de la cancha es lo más importante en un equipo, allí nacen el ataque y la defensa.
¿Qué jugadoras del América la sorprenden?
Admiro cómo Catalina Usme y Carolina Pineda, que son de las jugadoras mayores, pero siempre sostienen esa intensidad, liderazgo y despliegue físico que contagia a las demás. Ellas son la base del equipo dentro y fuera de la cancha.
¿Qué le ha aprendido a su papá como dirigente?
Él es un hombre innovador, perseverante, le gusta romper esquemas, y siempre me recuerda su máxima, “solo convence quien está convencido”. A veces se equivoca, pero muchas veces acierta con ideas que yo les llamo ‘kamikaze’. La determinación y la terquedad son clave en el fútbol. Algo le he aprendido.
La familia Gómez Giraldo ha tenido seguidores y detractores desde que llegó al América, pero ha conseguido logros tanto en el equipo masculino como el femenino...
El fútbol es de amores y odios, y eso lo hace justamente más emocionante, sobre todo para un equipo que mueve tantas pasiones como el América y que lo maneja un irreverente como Tulio Gómez. Creo que muy pocos van a olvidar ese nombre.
Píldoras de la presidenta
”El fútbol femenino sí genera ingresos y lo hemos demostrado cuando vemos gente acompañándonos en el estadio”.
“Una Liga sostenible debe durar como mínimo seis meses, como sucede con el fútbol masculino”.
”Los dirigentes en Colombia toman decisiones en el fútbol femenino pensando solo en el factor económico, falta voluntad de ellos mismos y que las empresas patrocinadoras crean y apuesten por él”.
”América es una marca muy mediática, pero a mí me gusta el bajo perfil, trabajar en silencio, no me gusta casi que yo tenga que aparecer en los medios”.