Un lugar tranquilo a las afueras de la ciudad, rodeado de naturaleza y donde llega el aire puro de los Farallones. Estas características, que podrían definir a la perfección un hogar campestre, describen en realidad a la sede Betania de la Fundación Valle del Lili, una extensión hospitalaria con un modelo de atención integral que desde el 2008 funciona para los pacientes remitidos desde la sede principal.
Nombrada en honor de la congregación ‘Hermanitas de la Asunción Betania’, quienes vivieron por muchos años en el mismo lugar, esta sede fue construida sobre un terreno de 12.772 metros cuadrados sobre el que se levantan dos edificios que albergan un total de 49 cuartos de hospitalización, así como la unidad de enfermería y oficinas administrativas. También hay un gimnasio, una capilla, una piscina y múltiples espacios campestres.
El doctor Víctor José Daza, coordinador médico administrativo de Betania, cuenta que los pacientes allí continúan el proceso que han iniciado previamente en la sede principal, solo que con el fundamental cambio de ambiente: “Aunque seguimos manteniendo nuestros altos estándares de calidad, el hecho de que los pacientes habiten una zona campestre contribuye a mejorar sus condiciones médicas individuales, ya que pueden deambular por los senderos y realizar actividades al aire libre, entre ellas, las terapias físicas en el gimnasio o, si su condición lo permite, en la piscina”.
Los pacientes de Betania
Los pacientes que son remitidos a la Sede Betania tienen unas condiciones específicas, a nivel clínico y médico, por las cuales se hace necesaria su hospitalización allí.
“Nuestra atención está dirigida a pacientes psiquiátricos de mediana y baja complejidad, pacientes en rehabilitación física posterior a un tratamiento o intervención, pacientes de cuidados paliativos y otro grupo de pacientes que deben darle continuidad a su tratamiento en unas condiciones de menor complejidad hasta que termine su ciclo hospitalario", aclara el coordinador médico administrativo.
Para brindar todos estos servicios, la sede Betania cuenta con un equipo, conformado por tres médicos (uno general, otro familiar y un internista) y un psiquiatra a cargo de los pacientes de la Unidad Psicosomática.
Como complemento a los tratamientos, Betania dispone de otros servicios: nutricionista, fonoaudiólogo, fisioterapeuta físico, terapeuta ocupacional, fisioterapeuta respiratorio y psicólogo clínico, especialidades todas incluidas en los procesos de hospitalización que allí se desarrollan. Al cuerpo médico lo acompañan enfermeras jefes y auxiliares de enfermería.
Debido a que la Sede Betania está ubicada al sur de Cali, saliendo de la ciudad, sobre la vía que conduce a Jamundí; la Fundación Valle del Lili ha dispuesto rutas de transporte exclusivo de ida y vuelta desde la sede principal a Betania, cumpliendo los mismos horarios de visita y de forma gratuita. Este servicio facilita el acceso permanente de familiares y acompañantes al lugar.
49 cuartos para el cuidado y tratamiento de diferentes pacientes tiene la Sede Betania.
El lugar ideal para sanar
Andrés Hernández llegó una mañana de octubre a las instalaciones de la sede Betania; el objetivo de su traslado desde la sede principal de la Fundación Valle del Lili era rehabilitarse física y psicológicamente después de varias intervenciones quirúrgicas a las que debió someterse de urgencia.
Con 24 años de edad, Andrés es un reconocido deportista de Crossfit, quien hace poco más de un mes sufrió un grave accidente de tránsito en Aruba, donde había viajado para competir.
Al principio estuvo hospitalizado de gravedad en la isla, con varias costillas rotas, un pulmón perforado y el desplazamiento total de su columna, que lo tenía inmovilizado por completo.
En el centro médico de Aruba no tenían la capacidad para tratar su condición, por lo cual era urgente que viajara a Colombia y encontrara una institución clínica de alta complejidad que le brindara atención.
Aunque la situación se complicó aún más ante la falta de recursos que tenía para viajar en sus condiciones clínicas, la generosidad de muchas personas permitió que Andrés reuniera el dinero suficiente para cubrir los gastos de su regreso a Cali para ser atendido en la Fundación Valle del Lili.
Después de permanecer 6 días hospitalizado en la sede principal, mientras era sometido a varias intervenciones quirúrgicas en su columna y un tratamiento especializado, los médicos recomendaron que empezara su rehabilitación física en el ambiente de Betania.
“Cuando ya los médicos me estabilizaron, me enviaron a Betania, y fue allí donde aprendí a controlar mi tronco, y ayudado de mis manos, a levantarme otra vez. También me enseñaron a manejar con firmeza mis manos para comer solo y vestirme”, recuerda Andrés.
En menos de dos semanas en la Sede Betania, Andrés evolucionó satisfactoriamente, por lo cual pudo regresar a su hogar para continuar recibiendo terapia en casa, perseverando en la lucha por recuperar completamente su movilidad.
En este sentido, concluye el doctor Daza García, “debido a la gran fuerza de voluntad de Andrés, junto al trabajo dedicado de nuestro equipo, logramos que iniciara el proceso de recuperación muy pronto”.